Dos ciudadanas estadounidenses, activas en los movimientos antiguerra de su propio país, debían viajar la semana pasada a Toronto, por invitación de la organización canadiense «Stop the War Coalition». El 3 de octubre de 2007, en el puesto fronterizo de control Buffalo-Niagara Falls, Medea Benjamin (fundadora de la organización Global Exchange) y la diplomática Ann Wright (coronel retirada) fueron detenidas por los servicios secretos canadienses, se les interrogó y se les prohibió entrar en territorio canadiense. Según la policía canadiense, las dos militantes están fichadas en la base internacional de datos sobre el crimen reservada a los individuos peligrosos.

«Esta base de datos incluye normalmente a los criminales prófugos, traficantes de droga de gran calibre o a los mafiosos… pero en mi caso, el agente de los servicios secretos tenia un expediente sobre mí, proporcionado por el FBI, que indicaba que yo había sido arrestada frente a la delegación de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, en ocasión del Día Internacional de la Mujer, mientras tratábamos de entregar una petición contra la guerra en Irak firmada por más de 152 000 mujeres de todo el mundo», explica Medea Benjamin. «Por causa de eso, Canadá me considera una criminal y se niega a dejarme entrar en el país».

Para la coronel Wright, que fue embajadora de Estados Unidos en cuatro países, «el FBI ha inscrito los nombres de activistas antiguerra y opositores a la política de Bush en los ficheros de policíacos internacionales destinados a los criminales. Es una maniobra flagrante de intimidación política contra los ciudadanos estadounidenses que no están de acuerdo con la política que aplica su gobierno. Es deplorable que Canadá preste crédito a ese tipo de base de datos antidemocrática y que cierre las puertas de su país a ciudadanos inocentes».