Ante el silencio sepulcral de las siempre mediocres castas políticas, la mudez de periodistas, la tradicional claudicación de diplomáticos y la muy incomprensible gestión de un gobierno que planteó un año atrás el caso por delimitación marítima a Chile en La Haya, se está perpetrando el asesinato de la historia nacional. ¿Qué tan incomprensible es el asunto? ¿hay explicaciones válidas para fletar lo que es la negación del recuerdo histórico, la honra a los mártires que cayeron el 13 en San Juan y el 15 de enero de 1881 (como hoy), en Miraflores, durante la guerra de rapiña que hizo Chile contra Perú entre 1879-1883? ¡La ignorancia es madrastra proterva que exhibe a sus desavisados trebejos en toda su impreparación escandalosa!
Quien pretenda afirmar que la cuita social de los legiferantes –inútiles aquí como en cualquier parte- para llevar a cabo su “diplomacia parlamentaria” –costosa, frívola, inane, desaprensiva- en Chile, los días en que se produjo la invasión que capturó la capital por varios años y que fue a sangre y fuego porque en la gesta defensora murieron miles de hombres y mujeres, es una casualidad, yerra y lo hace a sabiendas que en estas ocurrencias todo sigue un planeamiento matemático. Para los traidores siempre es preciso dar muestras de buena conducta, de desapego y la falta de dignidad patriótica deviene una misión.
Mientras que hay voces protestantes y airadas contra el abuso israelí en la franja de Gaza, hecho condenable y de la peor barbarie, esos mismos vociferantes parecieran no darse cuenta cómo les roban la historia, la fondean bajo toneladas de pretextos dizque noticias y hoy se ensaya enterrar cualquier referencia a la guerra entre 1879-1883.
Cuando el decoro y la urgencia reclaman por la unidad nacional en torno a su historia, recordación y evitamiento de los yerros que fundamentaron ¡esa misma conflagración, pérdida y mutilación de territorio nacional! el gobierno, su cancillería y el Establo mugiente de Plaza Bolívar empujan la amnesia nadie sabe con qué fines precisos. ¿Quieren repetir la aciaga experiencia cuando la ocupación? Preciso es subrayar que no pocos tienen alma de mandarín y vocación cipaya más que suficiente y meritoria para esos cargos de alcantarilla. Serán, como antes, los primeros en mezclarse, los validos oferentes de sus hijas para el cruce genético entendido como inversión y al modo de antes constituirán los más celosos custodios de la pezuña ajena.
En todos los ámbitos de la vida nacional existe un desapego culposo hacia la historia, esa dama, Clío, poco amada y de la que no se tiene nociones sino barruntos débiles. Y no se constriñe esta realidad dolorosa a las clases más pobres. ¡De ninguna manera! Los más instruidos, los de dinero, los mundanos, son más bestias e ignorantes porque obran bajo la premisa que su billete compra todo, hasta la distorsión del pasado y la torcedura de designios de Estado invariables desde hace muchas décadas y que son amenaza potencial desde el sur. Cuando Piérola, ese fantoche que regaló Lima con su frivolidad criminal permitida por un Estado mayor que debió haberle puesto en su sitio por la inteligencia o por un tiro entre los ojos, supo que los chilenos habían llegado a Pisco, recién entendió cuan cerca estaba la invasión y cómo es que ésta verificó su terrible zarpa en San Juan y Miraflores en 1881.
La ignorancia garantiza que los pueblos incurran en los mismos yerros que le condujeron a las mayores desgracias. Si quienes capitanean a éstos son ineptos, claudicantes, bobos, o están simplemente enfeudados a proyectos distintos y disímiles, entonces la esclavitud asoma sus orejas, situación frente a la cual cabe preguntarse:
¿y los hombres libres, y los periodistas, y los estadistas y los patriotas, dónde están?.
Aquí y no en Gaza; aquí y no en lejanas latitudes está el intríngulis tremebundo de definiciones superiores o vasallas. ¿Cómo luchar contra tanta indiferencia? El DNI social peruano posee una vocación angustiante de reacción tardía cuando ya tiene los grilletes en las manos y piernas, es decir, al estrenar su prisión moral y real.
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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