Refiriéndose al gobierno que tiene su sede en La Moneda, Av. O’Higgins, centro de Santiago, Chile, el señor no diplomático de carrera y si lo hubiera sido, habría actuado igual, ha destacado en El Mercurio que “se logró –se entiende que en su gestión próxima a culminar- un entendimiento con el gobierno de Chile “muy generoso e inteligente, de condeder la regularización migratoria para más de 30 mil peruanos, lo que constituyó un reconocimiento de Chile al trabajo y esfuerzo de los peruanos en este país”. O sea que acabamos de descubrir que el control policiaco, tributario, vigilante y normal cuando se trata de poblaciones migrantes, es ¿signo? de la sempiterna política de puertas abiertas que brinda Chile tradicional y especialmente a los peruanos. Pareciera que la historia no es paradero habitual ni especializado de Otero Lanzarotti y mucho menos del gobierno que representa.

Entre otras lindezas dice Hugo Otero: “que se ha logrado que los peruanos que residen en ese país tengan ahora los mismos derechos y deberes de cualquier chileno, con lo que se colocan los cimientos de una integración social y cultural. “El que vivan más de 100 mil peruanos en este país es un hecho inédito en 200 años de vida republicana, y está colocando los cimientos de una integración social y cultural. Incluso, estos cimientos son más sólidos que los de la integración económica y comercial”. ¿Conocerá el embajador y aumentador de los años de república, Hugo Otero que los flujos migratorios por decenas de miles de ciudadanos de Chile en Perú fue un hecho recurrente y especialmente antes de la guerra de rapiña entre 1879-1883? Todo hace suponer que basa su tesis que la marinera y la cueca son parientes en este ramo de consideraciones el aludido funcionario cesante.

Pero donde destella con luces propias el embajador Otero es en su conocimiento de la religiosidad de nuestras comunidades sociales. Afirma: “La Iglesia chilena ha tenido la sabiduría de permitir que el Cristo Morado salga de la Catedral, y que peruanos y chilenos nos unamos en la fe para seguir al Cristo y compartir momentos muy profundos. Ese es el mayor mensaje: la unión chileno-peruano en el Cristo Morado”. Con tal unción ¿bendecirán también y bajo el mismo artificio ridículo las toneladas de tanques, armamentos, camiones ,buques, comprados por miles de millones por el gobierno socialista de Chile de Michele Bachelet para custodiar sus inversiones en Perú? Si esto se confirmara habría que atribuir el subrayado de mentoría a Hugo Otero Lanzarotti. ¡Por vez primera un funcionario oficial superararía el promedio habitual de actuaciones mediocres como inanes! ¡Y no es burócrata de carrera! ¡Quiere decir que los outsiders pueden superar a los educados y modositos!

Cuando Bolivia, en el siglo antepasado, tomó debida cuenta que en sus territorios costeros era minoría probó a posteriori el duro caldo de la improvisación y cayó sin pena ni gloria porque Chile les enajenó territorios, puertos y a la postre con pretextos ridículos involucró al Perú en el litigio entre 1879-1883 del cual este país, señor Otero, por si lo ha olvidado, salió yugulado definitivamente de Tarapacá, Pisagua y perdió Arica y apenas si logró la vuelta de Tacna en 1929 y merced al Tratado de Lima del 3 de junio de ese año importante. ¿Creerá Otero Lanzarotti que otros pueblos no reparan en las lecciones que da la historia y así evitan la repetición de hechos que vienen bajo el impulso de sus irrefrenables dinámicas demográficas y económicas? ¿Así que la bondad imparable de los que ametrallaban a los marinos de la Independencia, bombardeaban puertos indefensos, saqueaban ciudades, robaban libros, enajenaban toda clase de patrimonio y se lo trasladaban al sur, hoy nos concede el privilegio de ser ciudadanos de primera clase por designio justísimo del mandamiento del Señor? ¡Habráse visto tal desparpajo y falta de respeto por la inteligencia ajena!

Cualquier persona podría, con legítimo derecho, preguntar ¿qué gobierno le paga al señor Otero? ¿Chile? ¿Perú? ¿O se hace pagar por los dos? En estos tiempos de integración acrítica y al todo vale y al lote, cualquier cosa es posible. Y esta demostración es de abisal desverguenza.

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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