Según el “Diccionario de la Real Academia de la Lengua Pelucona”, editado por el Ilustre Ayuntamiento de la República Autónoma Guacharnaka, al buscar la definición de pelucón en la parte pertinente reza:

Pelucón.-Término originario de Gran Brichania con el que se denominaba a la familia de sardinas Real y a la Cámara de los Loros. Término acuñado por el actual presidente del Ecuador, Rafael Correa, para denominar al espécimen de origen guacharnako que reniega de sus raíces y estaá presto a cholear a quienes no son caballeros de ilustre prosapia y abolengo.

Hablando la plena, yo tan me quedé confundido al revisar el mentado diccionario, porque no sabía que ha habido dos clases de pelucones, los pelucones propiamente dichos y los pelucones Light.

El pelucón propiamente dicho.- Es un espécimen que cree, como todo prohombre amigo de la beneficencia, estar predestinado para gobernar. De ideología neoliberal, cree a ultranza en el libre mercado. Es hábil para la componenda, la sapada, los pactos de la regalada gana, el reparto de la troncha y las instituciones públicas a las que considera botín político. Adora el estilo de vida norteamericano, al cual pretende imitar. Desprecia a intelectuales, académicos y todo el conocimiento universal que no tengan que ver con el mundo empresarial. Representantes de esta clase de pelucones son: Jimmy Huevot, Jimmy Jaikala, Cinthia Vite, etc, etc.

El pelucón Light.- Es de características muy similares al anterior pero más refinado. Arteramente se camufla en instituciones del estado para aparecer como revolucionario aunque haya participado en los gobiernos anteriores de derecha. Suele constituir empresas de papel y contratar con el estado a pesar de que la ley lo prohíbe, y deposita su dinero en paraísos fiscales como Panamá y las Bahamas. Ejemplos de esta clase de pelucones son: Alexis Mera, Ramiro Gonzáles, el abanderado de los pelucones light: Fabricio Correa, entre otritos que están en el gobierno y que más temprano que tarde sacarán las garras.

Como dice el dicho: “De la misma familia sale el desprestigio”. Cómo no me he de morir de las iras al ver el cinismo de este empresario falto de ética y moral que hecho el caritativo dice que da trabajo con sus empresas y al saberse que realizó contratos con el estado ecuatoriano sale a decir en las páginas del diario El Universo, “El decano de la mentira nacional”: “Soy empresario desde hace 25 años (en el arte de la sapería ha de ser), el señor (refiriéndose a Rafael Correa) de político tiene tres. En todo caso el que tendría que irse sería él”. Más adelante prosigue: “Esos genios (los izquierdosos) toman café y se ponen a salvar el planeta”.

¡Qué desparpajo! ¿O sea que para este mancito, la voluntad democrática de un pueblo vale poco menos que tikete? ¿O sea que los empresarios están por encima del bien y del mal? Eso mismo era lo que sostenían los empresarios y banqueros que atracaron el paisito.

Yo, de Rafico, ya le hubiera dado un estate quieto a esta especie de Caín por ser desleal a su hermano y confianzudo. ¿Así que para Fabricio Correa lo hecho por su hermano como estudiante universitario, catedrático y político, es lo que cualquier vagoneta haría?

“Los cinco dedos de la mano no son iguales”, suelen decir los taitas. Saludo que Rafael Correa no gobierne a los ecuatorianos según las leyes del parentesco de Claude Levi Strauss (seguro que este autodenominado pelucón light ni siquiera sabe que el mencionado autor existe). Que se declare la nulidad de sus contratos con el Estado ecuatoriano es lo que procede, y no la terminación unilateral porque de todas maneras así se favorecería al traidor.