Desde hace quince días se tomó conocimiento que los principales responsables de la Seguridad de Lan Chile y de Lima Airport Partners, LAP, concesionaria del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, estaban involucrados en el auto apertorio de investigación penal de un caso de narcotráfico. Que se sepa, hasta hoy, ninguna de estas firmas ha publicado un comunicado deslindando responsabilidades o desfaciendo entuertos. ¿Pretenderán sostener, tanto Lan Chile como LAP, que el vil comercio de drogas carece de la importancia geopolítica, financiera y criminal que tiene y que por tanto hay que hacerse los bobos? ¡Estos silencios son los que condenan!

¿Y qué hay del resto de la comunidad formadora de opinión? Cuando un legislador del montón que sale del anonimato porque ultima a balazos a un perro, entonces los gritos desaforados de no pocos custodios de los derechos de los animales, se escuchan por todas partes. ¿Por causa de qué no se oye ni pío –de nadie- cuando dos firmas están comprendidas en una investigación sobre comercio de drogas? Lan Chile tiene el cuasi monopolio de la aviación comercial en Perú, su dueño, Sebastián Piñera es el candidato a la presidencia de ese país con mayores expectativas. No debe desdeñarse, bajo ningún punto de vista, que Perú tiene un litigio por delimitación marítima con Chile en la Corte Internacional de La Haya. Lima Airport Partners, LAP, la compañía especializada en perseguir y enjuiciar periodistas, también quiere hacerse la sueca y no dice ni aclara absolutamente nada. ¿Qué está ocurriendo? ¿Será cierto que el abogángster bien pagado de esa taifa de mercenarios, anda diciendo a todo aquel que desee escucharlo que “él ya no trabaja para LAP”? ¿y que ahora integra un raro y atrabiliario comité de ética del Poder Judicial cuyos miembros han carecido, hasta hoy, de la suficiente estatura para abominar de ese adefesio cosmético y engañoso?

La semana pasada el diario La Primera, con la firma responsable de su jefe de Investigación, el colega Raúl Wiener, sacó una luenga crónica de las irregularidades cometidas por Lima Airport Partners, LAP, desde el momento mismo en que se hicieron de una concesión que fue carrera de un solo caballo y por largos y monopólicos años. No obstante de la multitud de datos, LAP, quiere hacernos creer que está por encima de las leyes, la decencia, el sentido de la ética y NO responde. ¿O no puede hacerlo?

Cuando, quienes debían por inercia propia de su ejercicio profesional, los políticos o periodistas, o los que dicen serlo, callan en nombre de ignotas razones, y sobre temas tan álgidos como el narcotráfico metido en la cosa pública, arriba y alrededor de los aviones y los terminales que ingresan y egresan naves hacia y dentro del país, entonces la putrefacción ha enseñoreado su nociva influencia de modo irreversible. Puedo afirmar que hay más de dos hombres de prensa para quienes el honor de la pelea sigue siendo bandera y blasón, estandarte y consigna, por escrito, en la tribuna judicial o en la plazuela popular. Los que callan han perdido hasta la más mínima pizca de vergüenza, si alguna vez tuvieron esa virtud.

LAP: ¡silencios que condenan!

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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