En varias ciudades iraquíes la temperatura ambiente, generalmente alrededor de 45 grados ‎Celsius a la sombra en esta época del año, está alcanzando niveles muy superiores. Hace más de ‎‎30 días que varias ciudades de Irak vienen reportando temperaturas medias superiores a los ‎‎50 grados a la sombra y durante la noche el termómetro no baja a menos de 30 grados. ‎

Aunque en menor medida, Irán y Kuwait también se ven afectados por ese fenómeno.‎

Sin embargo, los servicios meteorológicos iraquíes reportan que este incremento desmedido de ‎las temperaturas no se debe al calentamiento global del planeta sino que es consecuencia de la ‎sucesión de guerras que se registra en la región desde hace años y que este fenómeno podría ‎agravarse aún más, llegando a provocar temperaturas de hasta 70 grados Celsius en los ‎‎10 próximos años. ‎

Los científicos recuerdan que durante la agresión estadounidense contra Vietnam, la «guerra ‎meteorológica» afectó tanto el medioambiente en la península de Indochina que, en 1976, ‎Estados Unidos y la URSS firmaron una «Convención sobre la prohibición de técnicas de ‎modificación del medioambiente con fines militares o con cualquier fin hostil». ‎

Pese a ello, en 2013 la aviación de Estados Unidos utilizó productos químicos para esterilizar los ‎suelos alrededor de la frontera sirio-iraquí. El objetivo era privar de sus medios de subsistencia a ‎los campesinos sirios e iraquíes para que se unieran, en 2014, a los yihadistas del Emirato ‎Islámico (Daesh). Gran parte de esos suelos aún siguen siendo inutilizables para la agricultura, ‎lo cual afecta también el clima de la región. ‎

Los suelos carentes de vegetación ya no retienen el polvo, lo cual fue la causa de la gigantesca ‎tormenta de arena que afectó los territorios que van desde Israel hasta Irak en septiembre ‎de 2015. ‎