
El gobierno de Estados Unidos ha decidido confiscar los fondos del banco central de Afganistán para disponer de ellos en el marco de un proceso sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001.
En los últimos 20 años, Washington atribuyó esos hechos sucesivamente a Osama ben Laden y la red yihadista al-Qaeda, al Irak del presidente Saddam Hussein y luego a Irán. Pero ahora la administración Biden afirma que el Afganistán de los talibanes organizó aquellos atentados o participó en ellos.
Hasta ahora, Washington sólo había acusado a los talibanes, que gobernaban Afganistán en el momento de los hechos del 11 de septiembre, de haberse negado a entregarle el jefe yihadista Osama ben Laden cuando las autoridades estadounidenses le atribuyeron aquellos atentados.
Pero Estados Unidos ya había solicitado a los talibanes la entrega de Osama ben Laden antes de los hechos del 11 de septiembre de 2001. Como gobierno de Afganistán, los talibanes habían respondido entonces que Washington debía justificar formalmente ese pedido y presentar los elementos acusatorios contra Osama ben Laden.
Después de los atentados del 11 de septiembre, los talibanes mantuvieron la misma línea solicitando a Washington la presentación de la evidencia que pudiera tener contra ben Laden, algo que Estados Unidos nunca hizo, prefiriendo invadir Afganistán junto al Reino Unido.
La administración Biden no ha reconocido el nuevo gobierno instaurado en Afganistán por los talibanes… aunque conversa con ellos. Ese gobierno acaba de protestar contra la confiscación de los más de 7 000 millones de dólares del Estado afgano depositados en Estados Unidos.
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