Eran todavía los comienzos de la Ia Guerra Mundial, 1915, y Einstein dirige carta a uno de sus amigos: «Europa en su demencia, ha dado inicio a algo increíble. En épocas así uno comprende a qué triste especie animal pertenece. Yo continúo en silencio con mis estudios y reflexiones y sólo siento lástima y repugnancia». En este ambiente nrarecido que precede la «Gran Guerra» fueron pocos los lideres que tuvieron el temple de mantener una posición similar a la del sabio, sin embargo otros cómo el socialista francés Jean Jaurès, la lidereza alemana Rosa de Luxemburgo, y el novelista Romain Rolland, se opusieron categóricamente a la guerra y a la violencia que se ya se insinuaba.
En el momento se dieron otras paradójicas expresiones, Freud actuó con un patriotismo miope al igual que el novelista Stefan Sweig. Aunque, muchos de ellos, al entender posteriormente la magnitud de la monstruosidad que estaban animando optaron por dar marcha atrás presentando trabajos memorables sobre la vigencia del pacifismo frente a la violencia.

Esto viene a colación ante la tenaz, permanente reiterada y vehemente posición que han adoptado los voceros de la ferocidad que diariamente nos atropellan con sus estridencias y gestos en la TV o con las desarticuladas y bramantes maneras que utilizan para exponer sus diatribas dirigidas a crear un estado de animo general a favor de una supuesta intervención militar extranjera o endógena y por qué no, demostrar como necesaria su carga de irracional brutalidad. La falta de mesura y escasa capacidad para desarrollar alguna mínima estrategia política los lleva a querer suplantar sus limitaciones con ruidos y estridencias. Dispensan gestos o posturas extremás. Gritones incontinentes a los que se escucha realizar infantiles acertijos sobre la posible y única salida que, según ellos queda: la violencia pura y simple. Sobre todo la callejera, esperando que se aposente para dar paso a la desobediencia social y de allí surja la sencilla, rápida y barata alternativa de la invasión extranjera.

A partir de este punto básico surgen diferencias entre los corifeos de la tragedia que controla sus mentes, por ejemplo los ex petroleros, hablan con una sutileza, imagino aprendida en los manuales de Intesa/SAIC, que predica diferencias entre «revocatorio» y «referendo». Apuestan a la primera como una acción simple que puede ejercer el "pueblo" y sus socios, los militares de Altamira. Es letra de una Opera pinochetista en un solo acto con finale brioso y marcha de botas.

También aparecen en los medios con cierta triste regularidad, cada vez menos, para felicidad de la audiencia, un entristecido caballero a quien los efectos de la edad y su incontinente necesidad mediática lo mantienen en tensión, este, intenta hacernos conocer un mensaje directo sobre la única solución del momento político venezolano: el magnicidio. Él como ex candidato derrotado le gusta mucho realizar en sueños sus frustraciones de la vigilia. De forma que, eso de provocarle la muerte a alguien, no es sino el efecto de su mal tratado síndrome edípico.

Es solo una muestra notoria de su incompetencia por no haber matado a su padre Caldera y cargar con ese complejo no resuelto, que busca transferir con actos de oralidad a través del simple esquema del magnicidio.

Banalidades propias de este grupo de opositores cuyas inconsecuencias e irresponsabilidades los lleva a resolver sus errores y fallos en el área de lo oral o de la mera ensoñación. Estas personas nos hacen recordar a Maquiavelo: «El instinto malo es en el hombre más poderoso que el bueno. El temor y la fuerza tienen mayor imperio sobre él que la razón. Todos los hombres aspiran al dominio y ninguno renunciaría a la opresión si pudiera ejercerla. Todos o casi todos están dispuestos a sacrificar los derechos de los demás, por sus intereses.
¿ Qué es lo que sujeta a estas bestias devoradoras que llamamos hombres?»
. Consideramos que solo los instintos crematísticos y el recurso para alcanzarlos: los medios y las estrategias de violencia que incorporan en todos sus discursos.

Otra recurso de moda en el menú comunicacional propia de la oposición en la coyuntura lo constituye el uso de la interpretación, muy acomodaticia, por lo demás, de la teoría de la «defensa de los derechos humanos», como resulta notorio en la másiva emisión diaria de noticias sobre «anécdotas» que evidencian las acusaciones sobre el tema.
Esta modalidad política al igual que en los casos anteriores son factores que impulsan febricularmente sobre todo, el entusiasmo bélico de los jóvenes alcaldes de Caracas, que ya están ejerciendo con evidente voluntad y demostrándole a su publico sus primeros pininos dentro del fascismo, sobre todo en su vertiente de la violencia (guarimbas) y represión (recordar a Tarek William Saab, Rodríguez Chacín).

En el manejo de la tesis sobre el uso de los derechos humanos como recurso para demostrar la ilegitimidad del gobierno, se hacen acompañar de un grupo de ONG’s algunas con tradición en este campo y otras que solo existen en el maletín de algunos adelantados o expertos en captar fondos. Su discurso es preciso e intenta demostrar la fiereza y altísima carga de terror que anima a todas las acciones de lo órganos públicos, recurso que busca impulsar su estrategia hacia la demostración de la ilegitimidad del gobierno. Por supuesto que todos esos caminos se cruzan en este momento con la idea un ilusorio, limpio y breve acto de invasión y guerra ulterior que los debe llevar a los lugares adonde los espera la taquilla de la buena fortuna. Sueñan con los espacios y las personas con los cuales han de pelear sobre la repartición de los cargos que le corresponde ocupar a cada uno, pero irresponsablemente olvidan los efectos que sus conductas tienen en la aterrorizada comunidad que intentan manipular.

Los efectos que este esquema prebélico produce en las personas ha sido ampliamente manejado por diversos tratadistas, son numerosas las teorias psiquiatricas y psicoanalíticas que se han ocupado de los estados neuróticos debidos a estas exposiciones repetitivas y tendenciosas de noticias que motivan la violencia (algunos la han llamado neurosis de guerra: Freud, Abraham e Ferenczi, Fenichel, Glover, Fairbairn, Barrois) y reconocen que un ataque informativo de esta naturaleza vulnera sustantivamente las personas permitiendo con ello el surgimiento de estado nerviosos cuyo correlato en el plano fisiológico y emocional es el aparecimiento de diversas episodios con: estados de animo cambiantes, sensación de angustia, explosiones del carácter, sudoración considerable, aumento de la tensión arterial, presencia de problemás para dormir y para concentrarse en tareas simples, entre otros.

Según dato suministrado por los especialistas venezolanos la mayoría de los casos que actualmente tratan presentan este cuadro y aun se excluye de la consulta los casos provenientes del sector de los adolescentes adonde la culnerabilidad a la noticia es mayor y la tolerancia al fracaso menor, con lo cual las afecciones en el futuro deben ser notables, dada la sensación de inseguridad que este «ensayo de la oposición» les promueve. El drama es que se trata de crear con el terror propagandístico una base de apoyo para la realización de todas las formás de «guarimba» que produzcan los efectos políticos deseados. Sin percatarse de los daños que este experimento descontrolado pueda generar en la salud mental de sus propios seguidores.

Estos difusores del oprobio solo observan el pírrico rédito político inmediato qué sus planes comunicacionales producen, sobre todo en términos de movilizaciones. No saben o no desean saber lo que puede pasar con los seres humanos si se llegara a producir algún enfrentamiento bélico como el que animan con su palabras, vivifican con sus tragos de escocés y anidan en sus poco confortables sueños.

Entre otras cosa olvidan o no entienden que los amos reales del proyecto («los dueños del circo») solo desean utilizarlos como grupo de choque, luego, como históricamente lo han repetido los norteamericanos, los apartaran y quedaran reducidos y separados por la fuerza misma de los hechos, dando paso a quienes realmente van controlar y dirigir lo que de sus exánimes restos subsista.

Parece que olvidan o desconocen que sus jefes provienen de una sociedad de la cual decía Alexis Tocqueville: «Yo no conozco ningún país donde el amor al dinero se halla pegado tan profundamente en el corazón de la gente», así que aviven el seso y despierten, no digan que no se lo advertimos. Me acuerdo en este momento de la letra de una canción que interpretaba el famoso Cuco Sánchez: «México tiró las cartas y Acapulco barajó / Veracruz jugó el albur y San Marcos lo ganó». Como en cualquier acto de azar unos van a ganar y otros no, unos barajan y otros tienen la suerte. Sin duda que el finalista ganador de la tropelía debe ser Bush y su combo petrolero. La oposición actúa una vez más, como gestora de simples y francas realizaciones de sueño sin base en elemento objetivo alguno. Creen la magia de la transformación de sus ideas latentes en contenidos de realidad. Entre más sueñan más yerran y se cumple aquello de que la edad no protege contra la tontería.

¿Si no, de qué otra forma evaluar en este simplificado y absurdo escenario el desprecio que tienen por la fuerza de los otros actores en juego?. No escogen entre las variables a medir la fuerza militar que apoya el gobierno, ni el peso de las organizaciones populares y otras formás de organización social que también lo defienden. Solo se hacen responsables por establecer una macabra contabilidad de víctimás en las marchas a las que llevan a su gente para que entre ellos o sus sicarios se maten; no caben en sus análisis factores de más complejidad. O será que en este el cuadro de referencia cuentan ya -por qué no- con acusar a Chavéz de vinculación con el narcotráfico y desde allí aplicarle la "exitosa" fórmula Noriega. Con lo cual se pasa al siguiente episodio de la película: escoger un sustituto similar al payaso Endara, aquí les sobran candidatos de similar catadura, ese no sería el problema: El número de Carmonas es infinito en Venezuela. La abominable sensación de asco que produce el solo recuerdo de la patraña de Panamá comienza con la imagen de Endara juramentado en la Zona Norteaméricana del Canal actuando como Corte Suprema del circo las autoridades yanquis allí destacadas.

Quizás ni Endara ni los Endara de Fedecamaras de Venezuela conozcan la historia de otro Presidente atornillado por los norteamericanos en este continente, se trata del Primer Presidente de Cuba Tomás Estrada Palma, a quien las fuerzas de ocupación norteamericanas levantaron un monumento en La Habana, del que «hoy solo quedan un par de zapatos de bronce en lo alto del pedestal». Cuando triunfó la Revolución se produjo algo que el pueblo hacía mucho tiempo añoraba: tomar cuentas de la afrentosa escultura y su significado, de modo que «el pueblo en furia volteó su estatua y eso es lo único que quedó». (ver Eduardo Galeano, El libro de los abrazos). Así que prepárenle a su gordo de aquí (Endara de allá) un modelo la zapatos para el monumento que el Alcalde de Chacao pretenderá levantarle a este tiranuelo en la avenida Francisco de Miranda, cuando lleguen los Marines. Para que vayan sacando sus cuentas la invasión, le costó a Panamá cerca de 1200 millones de dólares. Un saldo de 2.000 muertes. Dejando como estigma los restos de las manzanas arrasadas hasta el polvo del Barrio de Chorrillos y otros aledaños, así como las acciones de ocupación militar de 20.000 nuevos soldados. Hecho esto solo por considerar que era necesario atrapar a un narcotraficante y desertor de la CIA -Noriega-.

Cuidado no olviden que quién realizó este atropello no es otro que el padre del actual presidente de USA. A quien le animaba un espíritu más de venganza que de justicia, con gran ferocidad quería cobrarle la deslealtad a Noriega y sus expresiones criticas a Bush. Lo que si deberían estar preparando en Chacao y Baruta son los actos aclamatorios post invasión, por ejemplo crearse nuevas franelitas combinando los colores del tricolor con la mitad de los azules y blanco de las de su querido Miami. A los saltimbanquis de siempre se le verá realizar ágapes y saraos con las debidas reseñas sociales de Roland and o thers. Se verá en TV a los mejores de la sociedad nacional plaudiendo el esforzado trabajo de los ocupantes y sus aliados y la gratificación por las necesarias muertes o asesinatos que han coronado con éxito la invasión.

Ya veremos los titulares del Nacional y del Universal, con sus respectivos editoriales a hacer loas al esfuerzo y eficacia de los invasores. ¿Pasaremos de la nausea panameña a nausea venezolana?, paso inevitable de las acciones de ocupación que la oposición sueña en forma reiterada ad nausem...por que en la lógica postmodernista de la coordinadora lo que existe es que: todo vale y ... todo es una mi..da .. Dentro de este cuadro para introducir el terror y la violencia coma base para sus operaciones no puede faltar un papel de importancia para el movimiento sindical. Ya se probaron en el golpe anterior. Ya conocieron la forma como los aprecian en situaciones de poder sus ancestrales jefes, dejándolos fuera del coroto, demostrándoles cuán poco aprecian su presencia y sus olores. Pero sobre ellos solo quiero recordar un poema de Hector Silva (1963) "Arácnidos": Del huerto de los olivos / Judas saltó a los Sindicatos / para besar las uñas de los pies del amo / para caminar de rodillas por las oficinas / para cortar cupones en las bóvedas bancarias / para espantarlas moscas de las narices de los gerentes / y pasar la lengua a su botín dorado / para comer la mierda de los propietarios / para vender a sus hermanos al carcelero.

Poco que agregar, aunque sabemos cual es el papel que se les ha asignado dentro del escenario: crear referencias cruzadas sobre posibles expresiones de la falta de libertades que el gobierno mantiene y bla..bla...bla.. en este caso en el plano laboral con posiciones de reclamo en los tribunales nacionales pero sobre todo en algunos espacios internacionales.

Viven soñando con la creación de un clima de tensión y no se dan cuenta que finalmente solo opera y afecta a sus seguidores más cercanos. Los invitan a marchas y los animan y engañan con el recurso de que posiblemente halla un desenlace, sueñan con él y terminan una y otra vez con un triste y lánguido desasosiego: ¡ vuelvan a casa! .. mañana les informaremos de una nueva acción.

Bibliografía consultada

 Carotenuto, Aldo «L’eclissi dello sguardo» Bompiani
De Hennezel, Marie «La muerte amiga» Rizzoli.
 Freud, Sigmund «Consideraciones actuales sobre la guerra y la muerte». Estudio/tésis (1915). La tensión de la guerra hace aflorar los impulsos , selváticos, primitivos y la pura maldad. Evidencias ancestrales que viven esperando ser reactivadas al conciente al menor estimulo, activando nuestra cercania y morbosidad por la muerte.
 Fromm, Erich «Anatomia de la destructividad humana» Mondadori. Este trabajo expone una tesis universal: los estados primitivos se pueden actualizar, demostrando la tendencia del hombre a la acción destructiva. A través del análisis va exponiendo diversas formas de la «destructividad». Agrega que el fundamento de la misma puede social, historico, político pero que su correlato no es otro que la pulsión para controlar y desarrollar multiples formás del ejercicio de la violencia.
 Majorinmo, Giorgio «Gli effetti psicologici della guerra» Mondadori.
 Voivenel, Paul «El médico delante el dolor y delante la muerte».