"Una bitácora, en sus orígenes, era el armario que tenían los barcos para guardar los instrumentos, algo así como un cuaderno donde el capitán iba anotando las decisiones tomadas en orden cronológico", enuncia el escritor Juan Gelman en su Blog.

Durante años la UTPBA fue señalando, informando, explicando y denunciando sobre cómo, por qué y quiénes mataron al compañero y militante de las ideas de la de la Organización, el periodista Mario Bonino.

Tiempo suficiente para conocer trampas judiciales, soldados de las mentiras, acciones mafiosas y "olvidos" organizados u "olvidos" cómodos.

La "Bitácora" de los medios masivos de (des) información puso proa hacia el surco de la censura logística: de ésto no se habla.

Mario, y muchos otros, fueron hacedores de una cronología propia, que disparada en el tiempo siempre colocó sus energías más bellas y más profundas en la defensa de los trabajadores.

Mario vital, irónico, compañero del compañero, enemigo del enemigo; se desprendía de él mismo cabalgando con su sonrisa, mientras su cuerpo y mente abandonaban individualismos tontos para abarcarse y abarcar a los otros, a "EL OTRO".

Que cada cual cargue con sus silencios y su determinación de ser brazo de la censura logística ante el asesinato de Mario Bonino.

Él caminaría (como lo hizo siempre) los vericuetos y máscaras de las mentiras y de los olvidos, para desnudarlos y anotar la determinación de matar a la muerte. Esa era su decisión tomada. Ninguna otra. Ninguna.