Corría abril de 1961 y todo presagiaba aires de invasión militar a Cuba, pues el gobierno de Estados Unidos y sus asalariados de Miami acrecentaban la subversión en todos los aspectos, especialmente las actividades terroristas. Las amenazas se tornaban más graves.
El día 13, elementos contrarrevolucionarios incendiaron la tienda “El Encanto”, donde pereció la trabajadora Fe del Valle. La acción tuvo especial significación por ser ese el establecimiento comercial preferido de la burguesía cubana.
No habían pasado 48 horas, a las seis de la mañana del día 15, cuando aviones B-26 preparados por la CIA con insignias cubanas, bombardearon los aeropuertos militares de San Antonio de los Baños y Ciudad Libertad, en La Habana, y el civil de Santiago de Cuba. Este ataque tenía el objetivo de destruir la pequeña y anticuada fuerza aérea cubana.
Las baterías antiaéreas emplazadas en Ciudad Libertad respondieron la agresión. Mueren siete milicianos y otras decenas, entre ellos civiles, son heridos.
Al día siguiente, en improvisada tribuna en la intersección de las calles 23 y 12, en el Vedado, el Comandante en Jefe Fidel Castro despidió el duelo de las víctimas. Una impresionante manifestación acompañó los féretros.
“El ataque de ayer fue el preludio de la agresión de los mercenarios”, dijo Fidel, y proclamó el carácter socialista de la Revolución, anuncio que fue recibido con extraordinario júbilo por los presentes, con sus fusiles en alto.
A las tres de la tarde se llevó a cabo una sesión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU. El canciller cubano Raúl Roa denunció el bombardeo y acusó a Estados Unidos.
Adlai Stevenson, embajador de los EE.UU. presentó un falso despacho noticioso de la AP que tergiversaba los hechos, y mostró una foto de la UPI en la cual aparecía el piloto y su nave, agujereada supuestamente por cubanos mientras desertaba desde un aeropuerto en La Habana.
El día 17, en horas de la madrugada, comenzó el desembarco de los mercenarios por Playa Girón y Playa Larga (Bahía de Cochinos), al sur del centro de la isla. Se entabló desigual combate con el batallón 339 de las milicias nacionales. Partieron hacia la zona del desembarco tropas del Ejército Rebelde, las milicias populares y la Policía.
Se dio a conocer el Estado de Alerta, firmado por Fidel, quien emitió también el comunicado número Uno. El Comandante en Jefe partió hacia la zona de operaciones para dirigir la batalla desde el terreno.
Se combatió fieramente el día 18 y el enemigo es obligado a concentrarse en Playa Girón. Se trasmitió el Comunicado Dos, que informaba sobre el curso de las operaciones. Mientras, fuerzas de la Seguridad del Estado con el apoyo de los CDR, detuvieron a grupos subversivos. Esta operación tenía la finalidad de impedir la formación de una “quinta columna”.
En el tercer día de combate se dió conocer el Comunicado Tres, firmado por el Estado Mayor General, en el cual se daba a conocer que la participación de los Estados Unidos en la agresión había sido comprobada. A las 5 y 30 de la tarde de ese día cayó en manos de las fuerzas revolucionarias el último reducto de la mercenaria Brigada 2506.
El Comandante en Jefe emitió el Comunicado Cuatro, donde se informaba sobre la toma de las últimas posiciones enemigas. La invasión había sido derrotada en 64 horas.
Días más tarde, el 24, en declaración escrita, el presidente John F. Kennedy asumió la responsabilidad por la agresión, con lo cual confirmaba la acusación cubana. “Dice un viejo aforismo que la victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana”, enfatizó dramático.
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter