Pero, ¿dónde está el Ejército «Sirio Libre»? ¿Quiénes son sus miembros?

Por Ghaleb Kandil

Algunos analistas y observadores, quizás movidos por buenas intenciones, caen en las trampas de las mentiras semánticas sobre Siria. Entre las más peligrosos de esas mentiras, que también pudiéramos llamar semánticas o semióticas, están la de la «oposición armada» y la de la «imposibilidad de la solución militar». Hay quienes utilizan esos dos postulados falsos como pretexto para llamar al diálogo, calificándolo de único camino para lograr un acuerdo político.

Sin embargo, desde el principio mismo de la crisis, el poder sirio se pronunció por el diálogo y el propio presidente Bachar al-Assad explicó su visión de ese diálogo nacional, que él ve como una vía para ampliar la base de la unión entre las fuerzas presentes en el país que aspiran a reconstruir las instituciones del Estado sirio, preservando siempre e incluso consolidando la independencia nacional.

En aras de estimular ese diálogo, las autoridades sirias han concedido numerosas amnistías a las personas implicadas en la insurrección armada. Más reciente, el Estado sirio dio un paso importantísimo hacia la solución del problema de los desertores provenientes de las filas de las fuerzas armadas, muchos de los cuales cayeron en el campo de batalla o son aún miembros del Ejército Sirio Libre.

El término «oposición armada» en realidad esconde la verdadera composición de los grupos que hoy luchan contra el Ejército Árabe Sirio y que constituyen el núcleo de la agresión colonial desatada contra Siria, contra su pueblo y sus instituciones. Es una especie de velo que cubre horribles verdades, de las que ahora veremos las más importantes:
 Esos grupos armados se componen de decenas de miles de combatientes provenientes de 80 países de los 5 continentes. Es una mezcla de mercenarios internacionales y de individuos reclutados entre los miembros de las redes takfiristas. Muchos de ellos han sido reclutados por compañías internacionales, como Blackwater, que ha enviado miles de mercenarios a luchar en Siria.
 Los informes publicados por la prensa y los centros de investigaciones también indican que cerca de la mitad de los efectivos de los grupos armados son mercenarios y terroristas extranjeros, fundamentalmente sauditas, chechenos, afganos, turcos, indonesios, somalíes, libios y tunecinos. Hay también muchos europeos, australianos y estadounidenses. Nada demuestra científicamente que todos esos combatientes sean opositores sirios. Son mercenarios, comprados con el dinero de los Estados que están financiando la guerra contra Siria, o terroristas takfiristas que participan en el intento de destruir el Estado sirio.
 Fuera de al-Qaeda, hay un millar de grupos armados, según los estudios de los centros de investigaciones e incluso según el Pentágono. Los corresponsales de la prensa extranjera que han investigado en el terreno señalan que la mayoría de esos grupos cuentan con financiamiento de Qatar y de Arabia Saudita, financiamiento que reciben directamente o a través de la Coalición de Doha [La coalición de la oposición externa. NdT.] y del Consejo de Estambul [El llamado Consejo Nacional Sirio. NdT.] o incluso mediante el consejo militar del llamado Ejército Sirio Libre.
 Esos grupos también se financian con el saqueo de bienes públicos y privados, la extorsión y otros tipos de actos delicitivos.

Quienes promueven la idea de la imposibilidad de la opción militar tratan, por su parte, de socavar la moral del pueblo sirio y del Ejército Árabe Sirio y de evadir la obligación de cerrar las fuentes de financiamiento del terrorismo, a pesar de que esto último constituye una condición indispensable para el cese de la violencia, estimulada por los Estados que respaldan a los mercenarios y a los terroristas.

Estados Unidos, las monarquías del Golfo, Turquía, Israel y Francia están decididos a mantener la guerra de desgaste. La interrogante que se plantea es la siguiente: ¿Cuáles son las opciones de un Estado «normal» que se ve obligado a enfrentar una agresión de grupos terroristas que viven de la anarquía? ¿No es la solución militar? ¿Se puede invitar al diálogo al Frente al-Nusra, al Emirato Islámico en Irak y el Levante [EIIL] y a los cientos de grupos extremistas, dado que las vitrinas políticas de los agentes del extranjero carecen de toda influencia sobre esos grupos para llevarlos a deponer las armas o a respetar un cese del fuego?

La opción militar podría llevar tiempo y exigir recursos, pero puede ser la única manera de garantizar que el Estado sirio vuelva a levantarse. Es una vía que exige unidad entre el pueblo, el ejército y sus dirigentes, única base sólida para defender la soberanía y la independencia nacionales. Y si realmente existe una oposición patriótica, está invitada a unirse al Estado en su lucha por la defensa de Siria y de su Estado.

Declaraciones y posicionamientos

Hassan Nasrallah, secretario general del Hezbollah
«Muchos nos ponen el ejemplo de la Resistencia francesa, que depuso las armas al terminar la [Segunda] Guerra [Mundial]. Pero olvidan que la Resistencia francesa terminó porque el enemigo había sido derrotado, con el proyecto nazi del Hitler y sus generales. La amenaza había sido eliminado y la Resistencia [francesa] ya no tenía razón de ser.
Nuestro caso es muy diferente. Es cierto que la Resistencia liberó nuestra tierra en 2000. Pero el enemigo sigue ahí, sigue ocupando una parte de nuestra tierra y hoy amenaza nuestros recursos marítimos y petroleros, multiplica las amenazas, espía y conspira mientras prepara nuevas guerras. ¿Nos piden entonces que dejemos el camino libre a ese enemigo?
En este día del Achura, les decimos: Mientras exista la razón de ser de la Resistencia, mientras subsista la amenaza del enemigo, así como sus ambiciones sobre nuestros recursos, se mantendrá la Resistencia. La presencia de nuestros combatientes en Siria tiene como objetivo proteger el Líbano, la causa palestina y la propia Siria, que ha sido siempre un apoyo para la Resistencia ante la agresión internacional, regional y takfirista que la amenaza, al igual que a toda la región.
Con todo franqueza, mientras existan las razones que motivaron nuestra presencia [en Siria] esta se mantendrá. Quienes plantean nuestra salida de Siria como condición para la formación de un gobierno [en Líbano] están planteando una condición inaceptable y lo saben perfectamente.
Todo el mundo debe saber que no cambiaremos Siria, el Líbano y la causa palestina, la Resistencia y su eje por unas cuantas carteras ministeriales en un gobierno libanés que a nadie satisface.
Todo el mundo sabe que no somos partidarios de las componendas. Cuando hay peligros estratégicos y riesgos para la existencia misma de nuestros pueblos, de los Estados y los gobiernos de la región la participación en un gobierno en Líbano no pesa en la balanza.
El adversario plantea constantemente condiciones inadmisibles. Recuerden ustedes cuando nos planteó que dejásemos las armas para formar un gobierno con nosotros. Nos dijeron incluso que querían una promesa y una garantía porque no quieren participar en un gobierno que cubra las armas de la Resistencia.
Pues yo les digo que no queremos reconocimiento ni para nuestras armas, ni para la Resistencia. No lo queríamos antes ni lo queremos ahora, ni lo querremos en el futuro.
Hoy nos dicen: “No participaremos en un gobierno que cubra la presencia de ustedes en Siria. Y yo les digo que tampoco necesitamos esa cobertura. Ni hoy, ni mañana.
Es mejor que sean realistas y que dejen de poner condiciones irrealizables. Es mejor que tratemos de ver más bien cómo ocuparnos de nuestros problemas en Líbano.
El problema de los takfiristas es con todos los musulmanes. Prueba de ello es lo que está pasando en tierra musulmana, en Irak, en Pakistán, en Somalia, en Túnez y en otros países. Esa amenaza pesa por igual sobre todo el mundo, musulmanes y cristianos. Es por eso que tenemos que unirnos para cercarla, aislarla y acabar con ella (…)
Israel está satisfecho con lo que está pasando en el mundo árabe porque eso le permite consolidar su situación en esta región gracias a su alianza con ciertos países árabes.
Pero al mismo tiempo, Israel está inquieto ante un futuro que nadie puede presagiar. Israel está tratando de empujar la región hacia la guerra y no tiene ninguna voluntad de alcanzar la paz.
Durante los últimos meses, Israel movilizó toda su influencia para empujar Estados Unidos a emprender una agresión [directa] contra Siria. Pero fracasó.
En este momento, en momentos en que hay negociaciones entre Irán y Occidente, mientras se está discutiendo un acuerdo, Israel manifiesta su cólera porque quiere la guerra.
Pero Estados Unidos ya no está en condiciones de ir a la guerra, por razones políticas, económicas y sociales.
El proyecto de Israel en la región es la guerra, el desmembramiento y la división de la región. Algunos países árabes están del lado de Israel y de sus proyectos de guerra. Esos países se oponen obstinadamente a todo arreglo entre Irán y el mundo.
Pero, ¿qué vendría en lugar de ese arreglo?
Yo pregunto a los pueblos de Arabia Saudita, de Kuwait, de Bahréin, ¿qué vendría en lugar de un arreglo entre Irán y el mundo? Vendría la guerra.
Es deplorable que Netanyahu se haya convertido en portavoz de algunos países árabes. Es deplorable que algunos ministros israelíes hayan indicado que varios países árabes han transmitido a Israel mensajes pidiéndole que no ceda sobre el tema nuclear iraní.
Un pedido similar se produjo durante la guerra de julio de 2006. Todos los pueblos árabes deben saber quién quiere guerra y destrucción para la región y quién busca, por el contrario, soluciones que preserven los intereses de los pueblos de la región. Esos pueblos deben saber que quienes actúan a favor de la guerra se han llevado un chasco.
En cuanto a la situación interna, quiero basarme en la declaración que hizo John Kerry en Arabia Saudita. Allí dijo: “Nosotros no permitiremos que el Hezbollah decida el futuro del Líbano”.
Que John Kerry u Obama digan eso no tiene la menor importancia porque ya hemos oído eso anteriormente. Por supuesto, no están hablando del Hezbollah como tal sino de lo que representa. Para ellos, Estados Unidos tiene derecho a decidir el futuro del Líbano, pero lo que representa el Hezbollah no tiene derecho a hacerlo.
No es nuevo lo que dijo Kerry. Hace muchos años que Estados Unidos quiere decidir el futuro del Líbano. Pero los miembros de la Resistencia, y el Hezbollah es parte de esa Resistencia, han hecho fracasar esos intentos.
En 2000, [Estados Unidos] tenía ciertos planes. Condoleezza Rice había hablado de un nuevo Medio Oriente pero la Resistencia decidió otra cosa. La Resistencia se opuso al mapa de la región que quisieron trazar los estadounidenses. (…)
En Líbano hay dos bandos y no hay otra alternativa que el diálogo para definir el futuro. La mejor fórmula de gobierno es la que se basa en la ecuación 9-9-6.
¿Por qué se retrasa la formación del gobierno? Francamente, porque Arabia Saudita le ha pedido al 14 de Marzo que no se implique en la formación del gobierno porque la situación va a cambiar en Siria.
Nosotros hemos subrayado sobre eso que la situación en Siria es muy compleja y que hay, por lo tanto, que disociar la situación del Líbano de la crisis en Siria.
Lo que está pasando en el terreno demuestra además que la situación está evolucionando en el sentido contrario a lo que ellos quieren. Si quieren seguir esperando creyendo que van a registrar una victoria en Siria, yo les digo que no hay manera de que ganen en el terreno en Siria.
Ahora, y desde hace varios días, están diciendo que hay negociaciones sobre el tema nuclear [iraní] y que si se produce un acuerdo el problema del Hezbollah quedará resuelto. Se imaginan que si hay un acuerdo Irán le pedirá al Hezbollah que se desentienda de sus responsabilidades nacionales y que entregue el país al otro bando.
Quien conozca a Irán debería saber que esos son cuentos.
Si no hay acuerdo, la región ira hacia la guerra y los de enfrente deberían sentirse más inquietos que nosotros.
Si hay acuerdo, nuestro bando se verá entonces aún más fortalecido y poderoso.
Nosotros confiamos en nuestros aliados. Tenemos 2 aliados: Irán y Siria.
¿Nos han traicionado alguna vez nuestros aliados o nos han abandonado en algún momento? Nosotros confiamos en esta alianza.
Pero ustedes, ¿cuántas veces se han visto ustedes abandonados por sus aliados? ¿Cuántas veces los han decepcionado a ustedes sus aliados? Así que no pierdan ustedes su tiempo y no sueñen con la evolución en Siria ni con la cuestión nuclear porque eso es perder el tiempo. Los libaneses deberían tomar la situación en sus manos y no apostar por cambios externos.
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Fuente
New Orient News ">New Orient News