Se informa que viene en enero 2018 el papa Francisco al Perú. Los cálculos más prudentes sugieren que eso le costará al Estado (impuestos de todos los peruanos) algo así como 6 millones de dólares. Entonces al margen del credo católico de la ciudadanía, hay derecho a preguntar ¿qué nos trae el pontífice argentino?
Hasta hoy el Vaticano, pretextos más, pretextos menos, ha protegido al sodálite Luis Fernando Figari, líder de prácticas non sanctas y reñidas con la moral aunque algunos juzgados hayan mandado al archivo el expediente de sus travesuras en contra de jóvenes. Las prescripciones mañosas (que también se dan en la política, si no lo sabrá un ex presidente), siempre destilan un tufo desagradable que ninguna ordenanza puede disipar.
Entonces corresponde hablar con precisión y claridad inexcusables: ¿anunciará el papa Francisco que el Vaticano ya NO protege a sodálite Figari? Esa es una respuesta pendiente y que hasta hoy carece de explicación legítima o decente. Si la caridad comienza por casa, tiene una oportunidad de oro Francisco.
Ningún Congreso, desde 1980, ha estudiado, analizado o refrendado el Concordato que existe de facto y por muchos años semi oculto, entre el Estado Vaticano y el Estado Peruano. Las exenciones tributarias que sólo favorecen a la Iglesia Católica en mil formas, exclusivas y excluyentes contra cualquier otra fe, nos hacen presumir que sus arcas están llenas y rebosantes.
Si lo anterior es irrefutable, entonces podríase plantear que la Iglesia Católica sufrague los 6 millones de dólares o más que cueste la visita de Francisco al Perú. No encuentro asidero firme ni serio para que el erario nacional pague esa gira del pontífice.
Además la oportunidad se presenta extraordinaria para que el Congreso discuta un acuerdo internacional que señala cambios tributarios y económicos en favor de la Iglesia Católica, y se apruebe o desapruebe. El refrendo requiere de dos legislaturas seguidas. Y no olvidemos que es un Tratado Internacional el Concordato entre dos Estados.
Faltan algunos meses para enero 2018, no obstante estas inquietudes no pueden dejar de constar, sobre todo porque las ofensas de Figari y su grupo están allí culposas, insolentes, nada cristianas, pecadoras, infames.
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