Estimando que no puede iniciarse una nueva negociación sobre el Brexit y que el acuerdo ‎negociado entre el gobierno de Theresa May y la Comisión Europea es el único posible, el Parlamento Europeo ha decidido iniciar el proceso de ratificación. ‎

Sin embargo, ese texto fue rechazado por aplastante mayoría en la Cámara de los Comunes y ‎no hay, por consiguiente, ninguna razón para que la Unión Europea lo ratifique. ‎

Más que nunca, se hace evidente que desde que el Mercado Común se convirtió en una entidad ‎supranacional –con la adopción del Tratado de Maastricht– Bruselas ya no trata de reconciliar a ‎los europeos entre sí sino de dividirlos. ‎