Los resultados y el desarrollo de la instalación de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC) en Cartagena auguraban que las conversaciones y los acuerdos producto de la ronda en Atlanta serían ultrasecretos y materia de la más efectiva maniobra de desinformación de la que fuera capaz el Gobierno nacional. En efecto, los resultados son desconocidos hasta para los mismos sectores que se han mostrado como defensores del TLC con Estados Unidos.

Sin embargo, hubo muchos datos preocupantes que se filtraron a los medios de comunicación sobre lo que se negoció en Atlanta y que a continuación analizaremos:

En primer lugar, la exigencia norteamericana acerca de la extensión de patentes sobre plantas y animales demuestra que la avanzada norteamericana no tiene nada que ver con el libre comercio, sino con la sujeción a reglas que le permitan explotar de manera indiscriminada y en contra del interés público nacional nuestro patrimonio biológico, recurso que abunda en nuestro país. Una medida de este tipo, sugiere que los consumidores tendrán que pagar por el uso directo o indirecto de materiales o elementos químicos hallados en plantas o animales, los cuales se sabe de antemano, son el futuro de la industria y de la medicina. Los norteamericanos con gran visión del futuro quieren asegurarse adquiriendo el derecho al uso de factores.

En segundo término, el uso de patentes sobre segundos usos, cabe suponer que no tuvo mayores rechazos por parte de los negociadores, quienes presentan como positivo el balance de las negociaciones en la materia, pero no se ha expresado nada concreto a la opinión pública. Esto desvirtúa la existencia de patentes, las cuales se extienden para proteger un invento, de posible competencia mientras se recupera la inversión que se hizo en la etapa de investigación y desarrollo de ese nuevo invento, un segundo uso, no supone un trabajo sistemático de investigación y desarrollo, sino en muchos casos responde a un descubrimiento fortuito, como el caso de la aspirina y sus potenciales efectos benéficos en la reducción de infarto del miocardio.

Extender patentes de segundo uso, es una medida anticompetitiva que no tiene nada que ver con el libre comercio, pero si con asegurarle jugosas ganancias adicionales a las multinacionales farmacéuticas norteamericanas en contra de la salud de millones de personas.

Según lo expresado por el Ministro de Comercio colombiano, uno puede suponer que en la ronda de Atlanta se lograron grandes avances en temas que no tenían mayor discusión, debido a que los negociadores colombianos, ecuatorianos y peruanos compartían posiciones iguales con los norteamericanos. Sin embargo, difieren en cuanto a los periodos de desgravación del comercio agrícola y la protección industrial a sectores sensibles, pasos en los que se avanzará en las últimas rondas de la negociación y que son los únicos temas que los países andinos se muestran claros en negociar.

Así mismo, se tuvo plena claridad en que los Estados Unidos no colocarán bajo ninguna circunstancia el punto de las visas en la agenda de negociación, y no cederán en su posición de negociar las protecciones agrícolas por fuera de la Organización Mundial del Comercio (OMC), o sea que no se ha obtenido (ni se obtendrá) ninguna ventaja sustancial para el país como resultado del acuerdo.

Pero a diferencia de la ausencia de masivas protestas (por lo menos que hayan trascendido a los medios de comunicación) el entorno de las negociaciones de Atlanta es el mismo que el de Cartagena: poca información, poca consulta, mucha presión y pocos resultados concretos para los países andinos, los cuales tienen mucho que perder y muy poco que ganar tal como van las negociaciones. O sea que sin exagerar, Colombia y los otros dos “socios” en la negociación perdieron este segundo round por un contundente knock - out técnico.