Como era previsible que sucediera, dada la ambigüedad de las preguntas del referéndum convocado por el presidente Carlos Mesa, a partir del lunes 19 de julio se ha desatado la confrontación entre dos interpretaciones posibles de los resultados de la consulta popular: la línea reformista, encabezada por el presidente, versus los ímpetus “nacionalizadores”, ahora liderizados por Evo Morales. Frente a estas corrientes de interpretación, las que poco a poco irán capturando la atención de la población y, sobre todo, convulsionarán al parlamento, conviene prestar atención a la información electoral procesada por la Corte Nacional Electoral.

ANTECEDENTES POLÍTICOS Y JURÍDICOS

Las cinco preguntas con las que se organizó el evento plebiscitario fueron las siguientes:

1. ¿Está usted de acuerdo con la abrogación de la Ley de Hidrocarburos 1689 promulgada por Gonzalo Sánchez de Lozada?”.
2. ¿Está usted de acuerdo con la recuperación de la propiedad de todos los hidrocarburos en boca de pozo para el Estado boliviano?
3. ¿Está usted de acuerdo con refundar YPFB, recuperando la propiedad estatal de las acciones de los bolivianos en las empresas petroleras capitalizadas, de manera que pueda participar en toda la cadena productiva de los hidrocarburos?
4. ¿Está de acuerdo con la política del presidente Carlos Mesa de utilizar el gas como recurso estratégico para el logro de una salida útil y soberana al Océano Pacífico?
5. ¿Está usted de acuerdo con que Bolivia exporte gas, en el marco de una política nacional que cubra el consumo de gas de los bolivianos, fomente la industrialización del gas en el territorio nacional, cobre impuestos y/o regalías a las empresas petroleras llegando al 50% del valor de la producción de gas y el petróleo a favor del país, destine los recursos de la exportación e industrialización del gas, principalmente para educación, salud, caminos y empleos?

Conocidas y difundidas las preguntas, en las semanas anteriores al 18 de julio fueron estructurándose cuatro componentes políticos hasta marcar completamente el desarrollo de los acontecimientos: a) la innegable ambigüedad de las preguntas; b) la intensa y unilateral publicidad gubernamental que dejó como saldo la aclaración de que Carlos Mesa no pretendía “nacionalizar”, menos anular, los contratos de las empresas petroleras; d) la consigna del MAS por el voto afirmativo en las preguntas 1 al 3 y el voto negativo en las preguntas 4 y 5. Según el partido de Evo Morales, las tres primeras interrogantes implicarían la “nacionalización” de los hidrocarburos, en tanto que el voto negativo para las dos últimas evitaría la exportación del gas, posibilitando así su industrialización en el territorio nacional y d) las posiciones ultristas de la Central Obrera Boliviana, la Confederación de Campesinos liderada por Felipe Quispe, los maestros y otros grupos que buscaban hacer fracasar la consulta debido a que, al decir de ellos, el mes de octubre de 2003 el pueblo boliviano habría decidido ya por la “nacionalización”.

Apenas doce días antes del verificativo de la consulta se aprobó la Ley del Referéndum (Nº 2769) que, entre otros aspectos, dispuso que los resultados del acto referendario para ser adoptados requerían del respaldo de la mayoría simple de los “votos válidos de la respectiva circunscripción”, siempre y cuando participase, al menos, el 50% del electorado (artículo 8). Teniendo en mente estos dos requisitos jurídicos, así como los antecedentes políticos, analicemos los resultados entregados por la Corte Nacional Electoral al momento de escribirse este documento (cómputo del 92.4% del total de votos emitidos):

VOTOS PREGUNTAS
1 2 3 4 5
1. SI 1.694.360 1.812.586 1.698.098 1.006.078 1.122.886
2. NO 260.114 152.716 247.216 822.942 690.944
3. BLANCOS 267.886 239.342 304.357 420.520 408.676
4. NULOS 311.927 322.089 277.317 277.645 303.755
5. VÁLIDOS 1.954.474 1.965.302 1.945.314 1.829.020 1.813.830
1/5 % 86.7 92.2 87.3 55.0 61.9
7. EMITIDOS 2.534.287 2.526.733 2.526.988 2.527.185 2.526.261
1/7 % 66.8 71.7 67.2 39.8 44.4
9. INSCRITOS 4.458.293 4.458.293 4.458.293 4.458.293 4.458.293

Lo primero que queda claro es que las cinco preguntas obtuvieron no solo la mayoría relativa exigida por la Ley del Referéndum, sino, lo que es más, mayoría absoluta. Al mismo tiempo, empero, llama la atención la brusca disminución de los votos afirmativos en las preguntas 4 y 5. La notoria diferencia en los resultados del bloque de preguntas 1 a 3 y el subconjunto conformado por la 4 y 5, a todas luces permite sostener que la consigna del MAS fue efectiva y que los porcentajes de respuestas positivas que registra el primer bloque se elevaron, en parte, gracias a ella. La contundencia del aporte “masista” al voto afirmativo se torna evidente cuando se calcula el peso específico del “SI” sobre los votos emitidos, caso en el que las preguntas 4 y 5 habrían quedado fuertemente debilitadas al no haber captado el apoyo de la mitad al menos de quienes concurrieron a emitir su voto. Este hecho es el que objetivamente le permite a Evo Morales sostener que, ciertamente, existe una gran corriente de opinión social que, habiendo votado por el “SI”, no comparte los criterios del presidente y sí espera la reversión a manos del estado de los yacimientos hidrocarburíferos.

En relación al otro requisito jurídico, sobresale el hecho de que en dos departamentos el ausentismo superó el 50% del electorado: en Santa Cruz los ciudadanos que acudieron a emitir su voto no pasaron del 45% del total registrado y en el Beni no rebasaron el 42%. Esta situación no está prevista en la Ley del Referéndum: ella exige el mínimo de la mitad del electorado pensando, al parecer, en el padrón electoral nacional. Este vacío se sumará, seguramente, a los argumentos de una y otra corriente de interpretación de los resultados del acto referendario.

Desde la óptica regional, en los próximos días pesarán dos hechos incontrovertibles: a) fueron los departamentos de La Paz, Oruro, Potosí y Cochabamba en los que la consigna del MAS fue efectiva, sobre todo en Potosí y Oruro, y b) por supuesto, la asistencia a las urnas en Santa Cruz y Beni menor al 50% del electorado exigido por la Ley. Estos dos elementos de juicio podrían fortalecer las posiciones de Evo Morales y de sus seguidores. Sin embargo de ello, resulta evidente que para calcular mejor el peso propio y específico de ambas corrientes se necesita estimar el aporte de la consigna “masista” al volumen total de respuestas afirmativas recibidas por la corriente reformista del presidente en las preguntas 1, 2 y 3. El espacio restringido de este escrito nos impide acometer aquí la tarea, la que ofrecemos presentar en los próximos días.

Para terminar, el bajo nivel de sufragios clasificados como blancos y nulos induce a pensar en dos direcciones: a) la incuestionable derrota de las posiciones ultristas, las que quedaron marginadas del proceso político posterior al 19 de julio y, no obstante de ello, b) los votos blancos registran también un significativo ascenso en las preguntas 4 y 5, lo que permite percibir que el sentido de esos votos es similar al conseguido por la consigna “masista”, con lo que la firmeza de la corriente reformista tiende, evidentemente, a debilitarse. Este último aspecto queda asimismo como cuestión pendiente. Prometemos abordarla a la brevedad posible.