La vida de Camilo está trazada por dos compromisos fundamentales: “la búsqueda ininterrumpida de la mayor eficacia en el servicio al hombre, y el acercamiento profundo y vital a la realidad concreta”: se hizo sacerdote, motivado por el deseo de entregarse de tiempo completo al amor de sus semejantes; se hizo sociólogo buscando que ese amor fuera más lúcido y eficaz; y se hizo guerrillero, porque el análisis de la sociedad colombiana lo condujo, paulatinamente, a la necesidad de la revolución para alcanzar el bienestar de las mayorías.

Camilo Torres perteneció a un sector numéricamente reducido del clero colombiano, sin aprobación de las jerarquías eclesiásticas, que además de tener profundas inquietudes sobre el problema sociopolítico del país, criticaba la postura anticristiana de su iglesia, manifestada en la criminal indiferencia ante el dolor de los humildes y en la abierta complicidad en la explotación de las masas populares. Las relaciones con su superior eclesiástico, Cardenal Luis Concha Córdoba, se volvieron irreconciliables, hasta el punto que, en junio de 1965, Camilo fue reducido al estado laico.

En los primeros años de su acción política (1956-1960), Camilo tenía la convicción que las desigualdades económicas, los bajos ingresos, la carencia de capital, las fallas del sistema político, etc. provenían de la deficiente capacitación técnica y científica, y por esta razón invitaba a profesionales, técnicos y científicos de todas las disciplinas a poner sus conocimientos, por encima de cualquier diferencia política, al servicio de las necesidades reales del país.

Él estaba convencido de los valores y del poder de lucha y creación de la clase popular (única con capacidad de gobernar el país con resultados positivos para la totalidad): de sus luchas saldrá su organización y el descubrimiento de los caminos más eficaces para las reformas necesarias.

Camilo entendió que sin un compromiso personal, fuera de todo cálculo de grupo o de partido, sería imposible tanto preparar al hombre nuevo que debe edificar el futuro socialista. Entonces se convierte en revolucionario para participar con las clases mayoritarias en su lucha emergente y difícil por la toma del poder, y para establecer un Estado que organice y administre científicamente la fuerza de trabajo en vez de explotarla.

El pensamiento de Camilo Torres se centra en la búsqueda de una revolución socialista en la base económica o estructural y en una renovación de los valores más acordes con la realidad y necesidades del pueblo colombiano.

Para romper la triada atracción –dirección– dominio, y para realizar la revolución, Camilo propuso conformar un Frente Unido -FU- (representante de las mayorías) en contra del Frente Nacional, cuya creación exigía la construcción de una plataforma -programa político- que interpretara las reivindicaciones de las clases excluidas y recogiera las “necesidades futuras en una perspectiva de conducción del Estado”, y la agrupación en dicha organización de los intelectuales, técnicos y la base popular.

El FU nació en la Universidad Nacional, a mediados de la década del sesenta, época en la cual Colombia pasaba de una sociedad tradicionalmente rural a una urbana e industrial. El FU, que buscaba convertirse en “la voz de los sin voz”, tenía como objetivo la construcción de una nación soberana y justa, basada en un progreso intenso.

La primera Plataforma del FU estaba dirigida a la clase popular, a la clase media, a las organizaciones de acción comunal, a los sindicatos, a las cooperativas, a las mutualidades, a las ligas campesinas, a las organizaciones obreras e indígenas, a los inconformes, a hombres y mujeres, a la juventud, a los no alineados en los partidos políticos tradicionales y nuevos partidos. Luego de muchas discusiones, en las que participaron el Partido Comunista, el Partido Social Demócrata Cristiano, las juventudes de la Democracia Cristiana, la Federación Universitaria Nacional -FUN-, el Mrl, la Anapo, el Fuar, el Moec, el grupo Inquietudes, el Movimiento Nacionalista Popular y los llamados No Alineados (representados por Jaime Arenas y Julio César Cortez), la plataforma sufrió una serie de cambios. En la plataforma definitiva, que se hace pública en el homenaje que la FUN le brindó a Camilo en la Universidad Nacional, el 22 de mayo de 1965.

Los objetivos que planteaba eran los siguientes: implementación de una reforma agraria que democratizara la propiedad de la tierra, el crédito y la expropiación sin indemnización; reforma urbana donde todos fueran propietarios de la casa que habitaran; planificación del desarrollo industrial, e inversión con base en un plan nacional de desarrollo; implementación de una política tributaria que gravara las rentas superiores al mínimo de ingresos para vivir decorosamente; nacionalización del sistema financiero, del sistema de salud pública, de las comunicaciones, del sistema educativo y de las riquezas naturales del subsuelo colombiano; establecimiento de relaciones internacionales y comerciales con todos los países del mundo; protección de la mujer y de los niños abandonados; racionalización del presupuesto para las fuerzas armadas; igualdad de la mujer frente al hombre en todas las actividades laborales. Del mismo modo, expresaba que la defensa de la soberanía nacional estaría a cargo de pueblo.

Camilo vio con toda certeza que el primer paso en el camino trazado por la lucha libertadora de América estaba en encontrar en la “guerra de guerrillas” un método (Che) que le permitiera prepararse y preparar las vanguardias revolucionarias que, poco a poco, crearían las condiciones nacionales de aprovisionamiento y desarrollo de la lucha a escala nacional, hasta llegar a convertirse en la savia dignificante de las masas populares capaces de realizar, entonces, su lucha continuada y masiva hasta la liberación final.

El mayor aporte de Camilo a la revolución es el enriquecimiento metodológico que dio a la teoría revolucionaria de América Latina, de encontrar los pasos reales para acercarse a las masas populares en una inconfundible posición táctica de realizaciones concretas.


 En Argentina: en 1966 comenzó a circular la revista Cristianismo y Revolución; el 1 de mayo de 1969 se conoce en Buenos Aires un Manifiesto de los camilos, donde se plantea a los cristianos que había llegado la hora de la acción revolucionaria, y que Camilo Torres era el ejemplo del deber y del amor revolucionario hasta la entrega de la propia vida.
 En Santiago de Chile, en 1972 se reunió un congreso titulado Cristianos por el Socialismo, cuyo objetivo principal era el análisis y las repercusiones del pensamiento Camilista en América Latina.
 En Nicaragua, sacerdotes asesinados dentro del proceso revolucionario citaban profusamente a Camilo, y Ernesto Cardenal respondió al Vaticano la exigencia de renuncia con una cita de Camilo Torres.
 En Santo Domingo, en algunos barrios populares, surgió un movimiento político combativo llamado Camilo Torres Restrepo o los Grucatos, los cuales colaboraban en el proceso de liberación nacional.

Hoy cabe preguntarse con patriótica angustia: ¿Qué condiciones reales han desaparecido, para que el humanismo predicado por Camilo Torres Restrepo no sea, todavía, una oportuna, justa y seria proposición al pueblo colombiano? ¿Por qué se habla de su “inútil e infantil” discurso político? ¿Será porque su ejemplo vive glorioso en la historia de Colombia, y esto asusta a los nuevos dueños del poder?

Etapas del Frente Unido

 1964, llamamiento de Camilo Torres a un grupo de intelectuales, de diversa corrientes ideológicas y políticas, para la elaboración de un “volumen de soluciones” a los problemas nacionales. (integración económica subzonal; neutralismo y autodeterminación; posición ante Cuba; Integración Latinoamericana y Alianza para el Progreso; nacionalizaciones; industrialización; inversiones; política monetaria; reforma parlamentaria, judicial, agraria, tributaria y del presupuesto; planificación; desempleo; sindicalismo; programas de salud; seguridad social; propiedad; partidos políticos; ejército; educación; universidad; soluciones al problema de la violencia; libertad de cultos y de opinión; liberación de la mujer y arte colombiano). Los trabajos debían presentarse el 31 de enero de 1965; pero de 100 personas que se comprometieron, sólo asistieron en esa fecha dos: Eduardo Umaña Luna con un estudio sobre la justicia penal militar, y Gerardo Molina con otro sobre la universidad colombiana.
 1965, lanzamiento nacional de la Plataforma del Frente Unido del Pueblo Colombiano (llamada en ese momento Plataforma para un Movimiento de Unidad Popular), diseñada con base en los temas antes mencionados, la cual da origen al movimiento político Frente Unido.
 1965, etapa de creación, organización y agitación política. Por iniciativa de la Confederación de Sindicatos Cristianos -CLASC-, la Confederación Sindical de Trabajadores de Colombia -CSTC-, la Federación Universitaria Nacional -FUN, la Federación de Trabajadores de Antioquia -FEDETA-, la Asociación Sindical Antioqueña -ASA- y la Federación de Trabajadores del Valle -FEDETAV- se realizó en Medellín, del 17 al 19 de septiembre de 1965, el Primer Encuentro Obrero Estudiantil y Campesino. En la sesión inaugural se nombraron cuatro comisiones de acuerdo con el temario previo elaborado por el Comité Organizador, éste comprendía dos temas: Política Gremial y Política General. La primera comisión trató sobre el problema obrero y se debatieron temas como la aplicación de la ingeniería industrial, el desempleo, el estado de agremiación y dificultades y la unidad sindical. La segunda sobre la reforma agraria y lineamientos generales para una política campesina revolucionaria. La tercera sobre el problema estudiantil, la deficiencia educativa y el analfabetismo, el colonialismo académico y la coparticipación en las luchas obreras y campesinas. La cuarta sobre el estado de sitio, las elecciones, el imperialismo norteamericano, la unidad obrero -estudiantil -campesina y la revolución latinoamericana. El trabajo de las tres primeras comisiones fue aprobado por unanimidad; pero el de la cuarta (donde Camilo, el grupo FU y la base de los sindicatos cristianos se pronunciaron apoyando el abstencionismo beligerante, activo y revolucionario de la lucha armada como la vía para la toma del poder; la revolución cubana como ejemplo de una revolución efectiva; y la condena del imperialismo norteamericano) fue rechazado por los dirigentes de la CLASC, de FEDETA y FEDETAV. Después de este encuentro se retira oficialmente del FU el PSDC, y el PC lo hace en forma paulatina, al igual que otros grupos que en algún momento tuvieron puntos de acercamiento con Camilo. Al final, en el Frente Unido sólo quedan los No alineados, es decir, gran parte de la militancia urbana del Eln.
 Como actividad inmediata, después del encuentro en Medellín, el FU, con un gran número de sindicatos obreros, organizó la manifestación contra el hambre. En esta manifestación, el Frente Unido pretendía dar muestra de su poderío y capacidad de convocatoria; pero muy pocos participantes hacen presencia, y las fuerzas armadas se toman la Plaza de Bolívar y se enfrentan violentamente con los manifestantes. Este fracaso, sumado a la represión oficial que contra él y contra el FU se desató desde el 9 de agosto de 1965, llevaron a Camilo a tomar la decisión de vincularse a la guerrilla rural del ELN, por invitación de Fabio Vásquez Castaño, su máximo dirigente.
 1966, Jaime Arenas se hace cargo del FU por la desaparición de Camilo. Esta etapa se caracteriza por la paralización y desaparición del movimiento, debido a su asedio y represión, los cuales llevaron a la detención y encarcelamiento de Jaime Arenas.


Biografía

Nació en Bogotá el 3 de febrero de 1929. En 1954 recibe la ordenación sacerdotal. En ese mismo año ingresa a la Escuela de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) y funda, con un equipo de estudiantes colombianos de esa misma universidad, el Equipo Colombiano de Investigación Socio Económica (ECISE). Secciones de este son fundadas por Camilo, posteriormente, en Bogotá, París, Alemania, España, Holanda e Inglaterra. Después de obtener en 1959 su título de licenciado en sociología (con la tesis La proletarización en Bogotá), regresa al país y desempeña múltiples cargos en la Universidad Nacional (donde, entre otros, es cofundador de la Facultad de Sociología), en el Ministerio de Educación, Ministerio de Gobierno, el INCORA, el Instituto de Administración Social, el BID, la ESAP, la FAO, entre otros, los cuales le permiten establecer una relación directa con los problemas sociales y con diferentes grupos humanos. El 15 de febrero de 1966 muere, en una emboscada de efectivos contraguerrilleros, en Patio Cemento, corregimiento de El Carmen, Municipio de San Vicente de Chucurí, Santander. Sus restos mortales, que nunca le fueron entregados a su madre, fueron sepultados por la V Brigada en un sitio que siempre ha constituido secreto militar.