Siguiendo instrucciones del Gobierno de mi país deseo transmitirle la siguiente información sobre el papel devastador que los Estados Unidos de América, Gran Bretaña, Francia y otros Estados de su órbita desempeñan al patrocinar y apoyar a los grupos terroristas armados en Siria y al proporcionarles sustancias químicas tóxicas y asistencia para transportarlas, almacenarlas y combinarlas con el objetivo de usarlas contra los civiles sirios y culpar de ello al Gobierno de Siria.
La República Árabe Siria, Estado Miembro fundador de las Naciones Unidas, considera que la Organización puede contribuir notablemente a encontrar soluciones a las crisis cuando los Estados Miembros respetan los propósitos de la Carta, en particular el relativo al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, que es la principal tarea del Consejo de Seguridad.
Desde finales de 2012 (véanse nuestras cartas idénticas de fecha 8 de diciembre de 2012 (A/67/628-S/2012/917)), la República Árabe Siria ha advertido una y otra vez a la comunidad internacional del riesgo de que los grupos terroristas empleen sustancias químicas tóxicas como arma, sobre todo después de que tomaran el control de una fábrica de titularidad privada al este de Alepo en la que se almacenaban toneladas de cloro tóxico. El 19 de marzo de 2013, los grupos terroristas armados perpetraron el crimen de Jan al-Asal, en el que por primera vez emplearon armas químicas en Siria. La explosión del misil que habían disparado esos grupos y la inhalación de los gases liberados causaron 25 muertos y más de 110 heridos, que fueron todos trasladados a los centros hospitalarios de Alepo. El Gobierno de la República Árabe Siria solicitó con gran celeridad a las Naciones Unidas que le ayudaran a investigar el empleo de armas químicas en esa localidad. Esa fue la única instancia a la que recurrió. Concretamente, pidió al Secretario General el envío de una misión urgente que asistiera al Gobierno sirio a investigar el uso de armas químicas tóxicas y a identificar a sus autores. Lamentablemente, debido a las presiones ejercidas por Estados occidentales con capacidad de influencia sobre el Consejo de Seguridad, el Secretario General no pudo enviar el equipo de investigación encabezado por el profesor Sellström hasta cuatro meses después de que el Gobierno sirio formulara su solicitud. Hasta la fecha, la misión de las Naciones Unidas no ha visitado el escenario del crimen ya que el 21 de agosto de 2013, unas horas antes del momento previsto para que la misión del profesor Sellström partiera de Damasco en dirección a Jan al-Asal, se escenificó el incidente de Al-Guta. La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas tampoco ha visitado el lugar.
En decenas de cartas dirigidas al Consejo de Seguridad y al Secretario General, la República Árabe Siria ha transmitido información de extrema importancia en la que explicaba que los terroristas poseían sustancias químicas tóxicas, las transportaban a Siria desde los Estados vecinos y realizaban con ellas pruebas de laboratorio en el territorio turco.
La República Árabe Siria también ha informado al Consejo en más de una ocasión de que los Estados Unidos y la Arabia Saudita, entre otros Estados, supervisaban el transporte de sustancias químicas tóxicas al territorio sirio; de que los Estados Unidos e Israel adiestraban a terroristas en Turquía y otros Estados en cómo combinar y procesar sustancias químicas tóxicas para emplearlas como arma, y de que los Estados Unidos habían enviado a Siria a dos expertas estadounidenses en guerra química, que enseñaron a combinar y emplear sustancias químicas a miembros del Frente al-Nusra y de otro grupo afiliado a él, los Soldados de Al-Aqsa. En relación con otro incidente, la República Árabe Siria informó al Consejo mediante carta de fecha 30 de mayo de 2017 de que el 23 de mayo de 2017 dos estadounidenses expertos en sustancias químicas, acompañados de dos kuwaitíes, ingresaron en la región de Al-Alani, cerca de la Presa de la Amistad, a través de la frontera turco-siria, y se dirigieron a una fábrica situada en la localidad de Saraqib (campiña oriental de Idlib) y dedicada a producir misiles y cañones del infierno. La fábrica, que se encuentra a ocho metros bajo el suelo y está fortificada con hormigón y una capa de tierra de tres metros de espesor, almacena grandes cantidades de sustancias químicas, gas sarín y materiales utilizados para la fabricación de misiles con cargas de gases tóxicos. En su carta de 29 de septiembre de 2017, la República Árabe Siria informó al Consejo de que el 20 de agosto de 2017 varios oficiales estadounidenses encabezados por “Fyul Kin” (llamado Ali al-Siddiq - Abu Ahmad por la organización terrorista Dáesh) transportaron sustancias químicas en tres camiones frigoríficos desde las zonas de Suwaydan y Harabish (provincia de Deir Ezzor) a la zona de Izzawi (sur de Shaddadi), y desde allí al complejo turístico Live Stone (provincia de Al-Hasaka); seguidamente, el 22 de agosto de 2017, esas sustancias fueron transportadas hasta la posición de Yabal Karatshuk (zona de Al-Malikiya), y desde ella a la base aérea de las fuerzas armadas estadounidenses en Rumaylan. Varios expertos químicos norteamericanos, encabezados por el conocido como “Grund”, se trasladaron junto con esas sustancias.
En cartas idénticas de fecha 17 de marzo de 2014 (S/2014/195), la República Árabe Siria informó al Consejo de Seguridad de que Haytham Salahuddin Qassab había transportado de Turquía a Siria para la organización terrorista Harakat Ahrar al-Sham una serie de sustancias químicas que adquirió en la empresa de importación y exportación Dharwa, con sede en Bolha Çeylioğlu (Turquía), cerca de las estafetas de correo de la carretera a Kozan. El terrorista Haytham Qassab pidió allí varias sustancias, entre ellas fósforo blanco, fósforo rojo, fluoruro de potasio, metanol, amil, isopropil, hidroxilo y resorcinol, supuestamente para producir humo blanco en ciertas zonas y alegar que la aviación siria las había bombardeado, aunque su objetivo principal era en realidad utilizar esas sustancias como arma química.
En relación con la llamada “célula sarín”, la República Árabe Siria informó en su carta de 4 de febrero de 2016 al Mecanismo Conjunto de Investigación de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas y las Naciones Unidas de la detención por las autoridades turcas de Nuhad Qassab, persona con doble nacionalidad siria y turca, cuando trataba de introducir clandestinamente gas sarín en Siria desde Turquía. El detenido confesó que los servicios de inteligencia saudíes y turcos le pidieron que transportara gas sarín de Libia a Turquía, y que después intentó transportarlo de Turquía a Siria a través de la provincia de Iskenderun en barriles cargados con ácido. También confesó que había trabajado con siete personas, entre otros un agente turco de inteligencia llamado Mirsal Yilmaz.
Los Estados Unidos han empleado y emplean una política de bajo coste que consiste en proporcionar a los grupos terroristas sustancias químicas tóxicas y adiestrar a sus miembros en cómo combinarlas para su empleo como arma, y en entrenar a grupos terroristas como los “Cascos Blancos” y a algunos civiles que se hallan en las zonas controladas por los grupos terroristas para que escenifiquen ataques químicos y los graben; seguidamente, los Estados Unidos, junto con Gran Bretaña y Francia, señalan al Mecanismo Conjunto de Investigación la necesidad de elaborar informes distorsionados que incriminen al Gobierno sirio. Ninguno de esos informes, sin embargo, contiene prueba alguna que demuestre que el Estado sirio ha empleado armas químicas. En abril de 2017, los Estados Unidos ni siquiera esperaron para atacar la base militar de Al-Shayrat a que se hicieran públicos los informes elaborados por una misión de esclarecimiento de la verdad o por el Mecanismo Conjunto de Investigación. Posteriormente, el 7 de abril de 2017, los grupos terroristas armados representaron una nueva farsa en Duma, una vez más a instancias de quienes los manejan desde Occidente, en particular Gran Bretaña y los Estados Unidos. La veracidad de ese ataque químico fingido fue refutada por testigos oculares que aparecen en el mismo video falso del supuesto incidente grabado por los “Cascos Blancos” terroristas y seguidores del Frente Al-Nusra. El 14 de abril de 2018, los Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña lanzaron otro ataque contra Siria. Los Estados Unidos y los Estados de su órbita, como Francia, Gran Bretaña, Turquía, Arabia Saudita y Qatar, siguen una política de ataques químicos escenificados que consiste en encargar a grupos terroristas que trabajan con ellos, como Dáesh, Frente Al-Nusra y otros grupos terroristas asociados, que representen esas farsas para atacar a Siria la víspera de cada reunión importante sobre el país que se celebre en el Consejo de Seguridad o en La Haya.
Recientemente informamos al Consejo de Seguridad mediante carta de fecha 29 de mayo de 2018 de que el terrorista Mashal Idris al-Hammash, ex agente de la organización terrorista Dáesh que actualmente trabaja para las fuerzas de los Estados Unidos y las denominadas Fuerzas Democráticas Sirias en la zona de Yadid Ukaydat, ha trasladado a algunas familias desde la zona bajo el control de las Fuerzas Democráticas Sirias en la campiña de Der Ezzor a la base militar de los Estados Unidos ubicada en el campo petrolífero de Al-Yafra. Allí, esas familias han sido entrenadas desde el 21 de mayo de 2018 para que finjan que son atacadas con misiles cargados de sustancias químicas por las fuerzas armadas de la República Árabe Siria. Las fuerzas de los Estados Unidos y las milicias kurdas presentes en la base citada provocarán a las fuerzas sirias concentradas en los alrededores del campo petrolífero y el ataque se escenificará, probablemente, en alguna de las aldeas situadas fuera del campo.
En carta de 29 de mayo de 2018 informamos al Consejo de Seguridad de que grupos terroristas armados se preparaban en las zonas rurales de Idlib y Hama norte para escenificar un ataque químico. A los preparativos y el adiestramiento, que tuvieron lugar en el territorio turco, asistieron oficiales de inteligencia estadounidenses y occidentales, directores de cine y personal de Médicos sin Fronteras para evitar los errores de las representaciones anteriores, y se transportaron a personas desde los campamentos de refugiados sirios. El objetivo era culpar al Ejército Árabe Sirio e influir en la opinión pública mundial.
Sin embargo, son el Ejército Árabe Sirio y los civiles sirios los que han sido atacados en numerosas zonas de Siria con armas y sustancias tóxicas, inclusive con gas de cloro, por los grupos terroristas armados, en particular por Dáesh, Frente Al-Nusra y otras organizaciones asociadas. Esos ataques son parte de los actos criminales y terroristas que esas organizaciones perpetran en Siria y en la región. Hasta la fecha hemos enviado al Consejo de Seguridad y a sus comités especializados más de 146 cartas en las que se proporciona información detallada sobre la tenencia, la producción y el empleo de sustancias químicas tóxicas por los grupos terroristas armados. Lamentablemente, el Gobierno de la República Árabe Siria no ha recibido ni una palabra de respuesta sobre las medidas adoptadas por el Consejo de Seguridad contra los Estados que han facilitado que esos grupos adquieran y empleen sustancias químicas tóxicas.
Tras enviar esas 146 cartas en que se informa con detalle al Consejo de Seguridad sobre la adquisición, la fabricación y el uso de sustancias químicas tóxicas por parte de los grupos terroristas armados, las coordenadas de los lugares en que se almacenan esas sustancias y los laboratorios y las sustancias que recientemente se descubrió que poseían y gestionaban los grupos terroristas en Duma, Homs y Deir Ezzor, nos preguntamos cuándo el Consejo de Seguridad investigará esos cientos de cartas relativas al apoyo, la financiación y las armas que los Gobiernos de los Estados Unidos, Francia, el Reino Unido, la Arabia Saudita, Qatar, Turquía e Israel han proporcionado y siguen proporcionando a los grupos terroristas armados en mi país y sobre las sustancias químicas tóxicas que les suministran.
La República Árabe Siria cree que ha llegado la hora de que el Consejo de Seguridad, que ha convocado cientos de reuniones sobre la aplicación de las resoluciones relativas a las armas de destrucción en masa y la lucha contra el terrorismo, cumpla con su responsabilidad de mantener la paz y la seguridad internacionales de forma completamente íntegra y equilibrada. Una vez más nos preguntamos cuándo el Consejo de Seguridad, en el cumplimiento de su deber, pedirá cuentas a esos Estados por haber proporcionado a los grupos terroristas sustancias químicas tóxicas, conocimiento especializado y capacitación, y por haber supervisado el transporte de esas sustancias desde el extranjero a Siria y en el interior del territorio sirio. Esos Estados violan con tales actos los acuerdos para la no proliferación de las armas de destrucción en masa, en particular la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción, el Almacenamiento y el Empleo de Armas Químicas y sobre su Destrucción, la resolución 1540 (2004) del Consejo de Seguridad y las resoluciones para la lucha contra el terrorismo, así como socavan la paz y la seguridad internacionales.
La República Árabe Siria afirma una vez más que respeta la letra y el espíritu de la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción, el Almacenamiento y el Empleo de Armas Químicas y sobre su Destrucción. Desde que se adhirió a ella en 2013, Siria carece de sustancias químicas tóxicas prohibidas, como en septiembre de 2014 afirmó la Coordinadora de la Misión Conjunta de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas y las Naciones Unidas para Eliminar el Programa de Armas Químicas de la República Árabe Siria, Sigrid Kaag, ante el propio Consejo de Seguridad. Siria considera que el uso de armas químicas, con independencia del lugar, el momento y las condiciones, es un acto inmoral que debe ser condenado.
El Gobierno de la República Árabe Siria le ha transmitido, y seguirá haciéndolo, información sustancial sobre la intención de los grupos terroristas de atacar a civiles con armas químicas en ciertas zonas de Siria y de luego culparlo de esos actos. El Gobierno sirio espera que el Consejo de Seguridad adopte al respecto todas las medidas firmes y urgentes que sea necesario con arreglo a sus propias resoluciones para la lucha contra el terrorismo, y en particular que adopte medidas inmediatas contra los Estados que apoyan, patrocinan y financian a esos grupos terroristas armados.
Le agradecería que tuviera a bien hacer distribuir la presente carta como documento del Consejo de Seguridad.
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter