La Corte Penal Internacional (CPI) absolvió, el 15 de enero de 2019, al presidente derrocado de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo (ver foto), y a su ministro de la Juventud, Charles Blé Goudé, quienes estaban acusados de haber cometido crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
Durante la crisis postelectoral en Costa de Marfil, en 2010-2011, el Consejo de Seguridad de la ONU decidió que el presidente Laurent Gbagbo y su ministro de la Juventud se aferraban al poder recurriendo a la violencia y decretó sanciones internacionales contra ellos.
Finalmente, el presidente Laurent Gbagbo fue derrocado y arrestado por fuerzas especiales de Francia. El ministro de la Juventud también fue detenido y los dos fueron enviados a La Haya para ser juzgados. Ahora, después de haber pasado 7 años encarcelados y al cabo de 2 años de un proceso judicial convertido en espectáculo, ambos ex dirigentes acaban de ser absueltos por los magistrados de la CPI.
Según los partidarios de la colonización “humanitaria”, el resultado de este proceso demuestra que la CPI debe ser reformada para poner fin a la inmunidad de los criminales africanos.
En cambio, los defensores de la justicia estiman que la CPI no reúne las características de un verdadero tribunal. Por ejemplo, tanto el fiscal, a cargo de la acusación, como los magistrados llamados a emitir los veredictos dependen de la misma Corte, que en realidad fue creada para justificar a posteriori las intervenciones de las potencias occidentales, principalmente en África.
En definitiva, si los magistrados de la CPI no pudieron condenar a Laurent Gbagbo y Charles Blé Goudé fue simplemente porque estos dirigentes africanos no eran culpables de los crímenes que les imputaban.
Al llegar al poder, Laurent Gbagbo comenzó portándose como un aliado ejemplar del Pentágono. Pero, con el paso del tiempo, trató de dar prioridad a los intereses de su país. Francia le cortó entonces toda asistencia financiera y acabó derrocándolo para poner en el poder a Alassane Ouattara, amigo personal del entonces presidente de Francia, Nicolas Sarkozy.
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