La detención de Lucía Hiriart y su hijo produjo conmoción. Por primera vez llegaba la justicia hasta la familia de Pinochet, con orden de aprehensión inclusive. Años atrás, cuando Augusto hijo fue denunciado por haber recibido tres millones de dólares del ejército en la extraña venta de una fábrica de fusiles -actuaba como "palo blanco"- su padre, que era comandante en jefe del ejército sacó tropas a la calle en dos oportunidades, hasta que "por razones de Estado" el presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle decidió que se cerrara la investigación. Las cosas han cambiado. Pinochet es personaje del pasado, abandonado por la derecha y los norteamericanos. Las atrocidades de la dictadura y ahora los escándalos de dinero lo manchan irremediablemente. Los manejos turbios de dinero tienen sesgo internacional, incrementando el rigor de las investigaciones debido a los acuerdos sobre lavado de dinero y posibles nexos con el terrorismo.

En la resolución que somete a proceso a Lucía Hiriart y Pinochet hijo, el ministro Sergio Muñoz estima en 27 millones de dólares el monto de las cuentas descubiertas y en 17 mil millones de pesos la cuantía de los impuestos adeudados. Todo ello hasta el momento.

Hace algunos meses la fortuna en cuentas secretas se estimaba en 11 millones de dólares; ahora más que se ha duplicado y seguirá creciendo según se estima. Solamente en una decena de bancos norteamericanos se han detectado 92 cuentas de Pinochet, que serían 128 si se incluyen las de familiares y militares ligados a él. Existe una compleja maraña de cuentas con nombres supuestos, sociedades fantasmas o de papel, personas jurídicas y naturales, empresas verdaderas y operaciones fraudulentas. Las investigaciones prosiguen dentro y fuera de Estados Unidos. Hace pocos días, el Consejo de Defensa del Estado incautó en Miami un millón de dólares que no figuraba en las estimaciones del ministro Muñoz. Y lo más sugestivo: se trata de una operación realizada en abril de este año, lo que indica que hasta hace algunas semanas seguía actuando una red que constituiría una asociación ilícita para el lavado de dinero.

Paso a paso las investigaciones entregan resultados. El juez Sergio Muñoz no persigue solamente evasión tributaria. Sigue la pista de otros delitos más graves: lavado de dinero, asociación ilícita, fraude al Fisco y malversación de caudales públicos -lo que en lenguaje corriente quiere decir robos al Estado- y falsificación de documentos. A este respecto, hay un certificado falso emitido por la Subsecretaría de Guerra y cuatro pasaportes robados en el Registro Civil. Fueron entregados a Marco Antonio Pinochet -según éste reconoció- por un "asesor" de su padre, sin indicar si se trató de un civil o un militar, y usados para abrir cuentas bancarias secretas. Uno fue enviado por Pinochet Hiriart a su amigo Edgardo Batich, vinculado al tráfico de armas y drogas, que lo necesitaba en Europa.

La complejidad de las operaciones descarta que Pinochet haya actuado solo. También que le haya sido suficiente la ayuda de su familia, especialmente de su hijo Marco Antonio que abrió ya en 1980 una cuenta en Estados Unidos junto a su padre, usando un nombre alterado. Por otra parte, Lucía Hiriart no ha sido una desinformada dueña de casa como sostiene el senador UDI, Hernán Larraín, entre otros. Ejerció un fuerte poder durante la dictadura y dirigió a miles de mujeres agrupadas en Cema, manejando miles de millones de pesos y -durante los últimos quince años, Concertación mediante-, no menos de 159 mil dólares anuales. Pero con todo eso tampoco pudo contribuir a manejar la red que creaba y protegía la fortuna familiar.

¿Quiénes habrán sido los cerebros detrás de las operaciones dolosas? Misterio. ¿Expertos financieros ligados al lavado de dinero? ¿Un empresario de confianza de Pinochet ducho en trajines delictivos? ¿Algún núcleo militar de esos que se formaron en las operaciones financieras secretas de la Dina?
La derecha guarda silencio. Sólo se levantaron algunas voces de solidaridad personal con Lucía Hiriart en la bancada militar del Senado. Los civiles se muestran huidizos. Francisco Javier Cuadra, ex ministro y ex embajador de Pinochet, comentaba a propósito de las reformas constitucionales "que el ethos portaliano que el gobierno militar invocó se desploma cuando su presidente debe afrontar el caso Riggs, los tribunales de justicia y el juicio de la historia". Y añade que Pinochet "ha sufrido una muerte política irreversible".

La nueva etapa del proceso a Pinochet coincide con la conclusión de la investigación parlamentaria de las privatizaciones de la dictadura. Significaron para el Fisco una pérdida de más de 6.500 millones de dólares en moneda de hoy. Las pérdidas para el Estado, que fueron ganancias para los que se quedaron con la Cap, Endesa, Chilectra, Soquimich, el Banco de Chile y otras empresas, muestran el desparpajo de la derecha y los grandes empresarios que hoy abandonan al que les dio seguridad y les hizo aumentar de manera increíble sus patrimonios. Aunque no debe descartarse que algún bien agradecido pudo haber pagado alguna coima al benefactor.

El tema Pinochet sigue siendo un quebradero de cabeza para el ejército. Su comandante en jefe, general Juan Emilio Cheyre, no quiere abandonar públicamente al ex dictador, para cuya seguridad y bienestar doméstico destina y financia varias decenas de hombres. Pinochet sigue siendo considerado Benemérito del ejército y recibe honores institucionales. Cheyre debe tragarse esta situación a la espera de que el tiempo haga su obra. Sin embargo, el involucramiento de altos oficiales de la Casa Militar, ahora en retiro, será un nuevo foco de preocupación. Y mucho más la participación de algunos oficiales en servicio activo -a lo menos dos coroneles, uno de ellos a punto de ascender a general- que han sido hombres de confianza del ex dictador.

El proceso a Pinochet seguirá adelante. Habrá nuevos imputados. Se dice que los generales en retiro Jorge Ballerino y Guillermo Garín y otros oficiales de menor graduación serían procesados. Seguirá pendiente la determinación, completa y documentada, del origen de la fortuna de Pinochet, especialmente porque en estas materias no hay recibos ni documentos. Pero hay a lo menos una cosa clara: es imposible para una persona que ha vivido siempre de un sueldo -y que no fue hijo de familia millonaria- acumular en relativamente pocos años una fortuna semejante. Señalar, como hace Pinochet en la carta en que se responsabiliza de lo sucedido en materia de impuestos y aventuras financieras que el origen de su fortuna son "los ahorros de una vida entera", es simplemente burlarse.

Las cifras no cuadran. Cuando la fortuna se estimaba en 11 millones de dólares, el abogado Fernando Barros, integrante de la defensa, intentó justificarla. Echó mano a dos rubros de los que no hay documentación: gastos reservados y supuestas donaciones. Agregó ahorros y algunos negocios. Llegó escasamente a 11 millones. ¿Cómo se podrían estirar ahora esos dineros?

La situación judicial de Pinochet se complica. No parece imposible que la Corte Suprema acoja el desafuero solicitado por el ministro Sergio Muñoz. Y aún más, que incluso declare que el ex dictador no está incapacitado para afrontar un juicio. Lo demuestran muchos hechos, de los cuales el más reciente es la carta en que exculpa a su familia de las maromas financieras y asume la total responsabilidad. Parte de la base, sin duda, de que como se le seguirá estimando incapacitado no está en peligro de ser procesado. Pero eso puede cambiar.

Hay numerosos hechos que indican que perfectamente puede ser enjuiciado. Entre ellos "más de diez actos jurídicos trascendentes" en los que ha participado en el último tiempo, como realizar operaciones en el exterior, otorgar mandatos, etc., contabilizados por el Consejo de Defensa del Estado. Si se agrega su entrevista en la televisión de Miami, la última carta pública y diversas actividades sociales, es claro que la supuesta incapacidad de Pinochet se ha convertido en otra de sus burlas públicas a los tribunales y, especialmente, a la Corte Suprema