Este artículo este parte del libro De la impostura del 11 de septiembre a ‎Donald ‎Trump. ‎Ante nuestra ‎mirada, la gran farsa de las primaveras árabes.‎

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Francois Hollande y Emmanuel Macron llegaron a presidentes ‎de Francia sin tener absolutamente ninguna experiencia en política exterior, sector que ‎por demás ni siquiera creían importante. Ignorando sus responsabilidades como jefes ‎de Estado, Hollande y Macron se limitaron a seguir los consejos de su entorno inmediato y ‎acabaron viéndose comprometidos en crímenes contra la humanidad.

La intervención de Rusia

‎ En septiembre de 2015, el gobierno de Hollande recibe con estupefacción la noticia ‎del ‎despliegue ‎militar ruso en Siria. Aunque Moscú y Damasco habían estado preparando ‎ese paso ‎durante 3 años, ‎París nunca imaginó que llegarían a concretarlo. El gobierno francés ‎se sorprende aún ‎más en ‎agosto de 2016, cuando Rusia instala otra base, esta vez en Irán, ‎aunque hacía un año ‎que Teherán y Moscú se habían puesto de acuerdo. ‎

Las fuerzas armadas de la Federación Rusa muestran gran cantidad de nuevas armas y ‎utilizan ‎el ‎campo de batalla sirio para promover su industria militar. En unos meses, ‎los aviones ‎rusos ‎destruyen una a una todas las fortificaciones que el grupo francés Lafarge ‎había construido para los yihadistas. ‎Pero ‎París demora en entender lo que sucede, sobre todo porque Washington ‎no se apresurará ‎a ‎hacérselo saber. Rusia ha instalado en la ciudad siria de Latakia un ‎dispositivo que anula los sistemas ‎de ‎control y mando de la OTAN [1]. La alianza atlántica se queda sorda y ciega en un ‎radio de ‎‎300‎‏ ‏kilómetros alrededor de Latakia, en la costa siria del Mediterráneo. Además, ‎cuando los ‎aviones ‎de la OTAN entran en esa zona ni siquiera logran hacer funcionar su ‎armamento [2]. Para que ‎los ‎actores internacionales puedan comprobar la eficacia ‎del sistema, Rusia realiza ensayos ‎que ‎alcanzan el espacio aéreo del Líbano, el de Chipre ‎‎(incluyendo la gran base militar británica en ‎esa ‎isla) [3] y, posteriormente, parte del espacio aéreo iraquí. ‎

Rusia despliega ese mismo sistema defensivo en Crimea y Kaliningrado. Como ha reconocido ‎el ‎Comandante ‎Supremo de las fuerzas de la OTAN, la Federación Rusa se ha convertido ‎de hecho en ‎la primera ‎potencia militar en materia de guerra convencional, superando a Estados ‎Unidos.

París ‎se repliega ‎entonces hacia la aplicación del proyecto Juppé-Davutoglu de creación ‎de un seudo ‎Kurdistán en el ‎‏ ‏norte de Siria, mientras que participa en la coalición internacional ‎contra Daesh, ‎conformada por ‎Estados Unidos. Esa coalición publica comunicados triunfalistas ‎sobre sus ‎bombardeos contra los ‎yihadistas. En el terreno, sin embargo, numerosos testigos ‎denuncian que ‎esa coalición ‎estadounidense no lucha contra Daesh sino que le lanza en ‎paracaídas cargamentos ‎de armas y ‎municiones. Por su parte, la República Árabe Siria envía ‎sistemáticamente a la ONU, en ‎previsión ‎del pago de futuras reparaciones de guerra, listas ‎detalladas de todas las instalaciones sirias de la ‎industria del ‎petróleo y del gas destruidas por los bombardeos aéreos ‎de esa coalición. ‎

Debido a las sanciones europeas que afectan la economía rusa, Moscú estima que ‎no puede ‎sostener ‎indefinidamente su campaña de bombardeos. A pesar de ello, después de ‎haber ‎anunciado que ‎esta terminaría el 6 de enero, en ocasión de la navidad ortodoxa, finalmente Rusia ‎prolonga su ofensiva aérea ‎hasta mediados de ‎marzo.‎

Pensando únicamente en términos de intereses, los dirigentes franceses se persuaden de que ‎Rusia se ha hecho presente en Siria sólo para extender su propia zona de influencia. ‎Los referentes religiosos que Moscú exhibe son interpretados en París como simples trucos de ‎propaganda interna. Los dirigentes franceses no conciben que una gran nación como Rusia ‎sea capaz de actuar en función de algo más elevado. ‎

En la Antigüedad, la “Ruta de la Seda” iba desde Irán hasta el litoral sirio, ‎atravesando Irak y pasando por Palmira, en la Siria actual. Al ser geográficamente imposible abrir ‎otras grandes vías de comunicación a través del desierto, Palmira se convierte en un ‎elemento clave de la guerra en Siria y llega a estar un año bajo la ocupación de Daesh. Cuando el ‎Ejército Árabe Sirio logró liberarla, Palmira sirvió de marco a dos conciertos que ‎se transmitieron por televisión en Siria y en Rusia para celebrar la victoria de la civilización ‎sobre la barbarie terrorista… y la derrota de los “padrinos” del terrorismo.

El 5 y el 6 de mayo –en ocasión de los aniversarios del Ejército Árabe Sirio y de la Victoria contra el ‎nazismo–, Siria ‎y ‎Rusia celebran su lucha en defensa de la civilización con dos conciertos en ‎la ciudad siria de ‎Palmira, ‎que acaba de ser liberada de Daesh. Los presidentes Bachar al-Assad y ‎Vladimir Putin ‎intervienen en ‎la celebración por videoconferencia, en una pantalla gigante ‎instalada en los ‎vestigios del ‎anfiteatro antiguo de Palmira, donde una orquesta interpreta un ‎repertorio de música ‎clásica. La ‎‎famosa «ciudad del desierto» representa la eterna resistencia de ‎los pueblos del Levante ante ‎el ‎imperialismo romano, pero Palmira es también uno de los lugares ‎más estratégicos de esta guerra, de ‎ahí ‎que fuese ocupada por Daesh.‎

Antes de retirar sus bombarderos, Moscú firma un acuerdo con el Departamento ‎de ‎Estado. ‎Estados Unidos proclama su buena fe y jura no estar al tanto de lo que hace ‎Jeffrey ‎Feltman, ‎desde la sede de la ONU en Nueva York, a favor del Emirato Islámico. ‎John Kerry y Serguei ‎Lavrov ‎deciden entonces retomar la dirección de las negociaciones ‎de Ginebra. Acuerdan imponer ‎a los ‎dos bandos un cese de hostilidades –del cual quedarán ‎excluidos los “terroristas”–, facilitar ‎el ‎envío de ayuda humanitaria a las poblaciones sitiadas y ‎conformar ellos mismos el ‎próximo ‎gobierno sirio, buenas intenciones que no durarán mucho.‎

Macron el indeciso‎

En mayo de 2017, hartos de los catastróficos mandatos de Nicolas Sarkozy y Francois ‎Hollande, ‎los ‎franceses eligen presidente a un desconocido: Emmanuel Macron. Alto funcionario ‎del ‎Tesoro, ‎Macron muestra en su hoja de servicios un periodo de trabajo en el banco Rotschild. ‎Emmanuel ‎Macron es un “mandarín”, o sea un personaje sin filiación política, pero representa a ‎los 300 ‎miembros de la ‎Inspección General de Finanzas, que en muchos casos exhiben ‎sin ningún ‎escrúpulo en sus ‎oficinas de la presidencia de la República Francesa un certificado de ‎felicitación ‎proveniente de ‎una autoridad extranjera: el Departamento de Estado de los ‎Estados Unidos de ‎América.‎

Surgido de la nada, Emmanuel Macron –quien había renunciado a sus funciones en la presidencia ‎de la República y tenía intenciones de dedicarse simplemente a trabajar como profesor en la London School of ‎Economics y en la universidad de Berlín– se convierte de la noche a la mañana en ministro de ‎Economía del presidente Hollande y contará después con el apoyo de personajes particularmente ‎influyentes para realizar su campaña electoral con vista a la elección presidencial francesa ‎de 2017. Macron parece haber contado principalmente con la ayuda de sus amigos Henry y ‎Marie-Josée Kravis, los accionistas más importantes de KKR, el mayor fondo de inversiones de ‎todo el mundo [4].‎


Forzado a dimitir por la administración Obama, el general David Petraeus, ex director de ‎la CIA, se convierte en empleado del ultramultimillonario Henry Kravis.

El presidente Macron quiere mantener buenas relaciones con todos. Así que inicia ‎su ‎mandato ‎presidencial con algunas frases a favor del restablecimiento de las ‎relaciones ‎diplomáticas con ‎Damasco y envía emisarios a Siria. Y se queda muy sorprendido ‎cuando esos ‎emisarios no logran que ‎el presidente Assad los reciba. El presidente sirio les hace ‎saber, sin ‎reunirse con ellos, que no ‎aceptará ninguna delegación ni embajada francesa ‎hasta que París haya ‎puesto fin a su apoyo ‎militar a los yihadistas. Sólo entonces descubre ‎Macron la verdadera ‎envergadura de la ‎participación secreta de Francia en esta guerra.‎

Formado en Washington, el embajador francés Michel Duclos es uno de ‎los principales voceros del belicismo occidental en el seno de la diplomacia francesa.

En definitiva, después de haber casi, al mismo tiempo, declaraciones a favor y en contra ‎de Siria, el presidente Macron adopta una “tercera vía”: siguiendo los consejos del embajador ‎Michel Duclos, Macron deja el expediente sirio en manos de su ministro de Exteriores, Jean-Yves ‎Le Drian, quien, como ministro de Defensa de Francois Hollande, ya se había destacado como el ‎partidario más ferviente de la destrucción del Estado sirio. Michel Duclos es un neoconservador, ‎consejero especial de la Fundación Montaigne y del Atlantic Council. Siendo embajador de Francia ‎en Damasco, Michel Duclos estableció estrechos vínculos con personajes sunnitas de la gran burguesía siria que son, ‎en secreto, miembros de la Hermandad Musulmana. ‎

En lo adelante, el presidente francés Macron dejará de referirse a Siria –lo hará sólo en relación ‎con la cuestión del Líbano, país donde una serie de manifestaciones contra la clase política –‎en octubre de 2019–, una grave crisis bancaria –en julio de 2020– y una gigantesca explosión ‎inexplicada en el puerto de Beirut –en agosto de 2020– provocan la brusca desaparición de la ‎clase media y un derrumbe generalizado (200%) del nivel del vida [5].‎

Esta explosión, resultado del uso de un arma de nuevo tipo en Siria, crea un hongo atómico ‎táctico.

‎‎Vista de la doble explosión en el puerto de Beirut. La segunda crea un hongo atómico táctico.

Después de la doble explosión que arrasó el puerto de Beirut, en agosto de 2020, el presidente ‎francés Emmanuel Macron viaja en dos ocasiones a la capital libanesa. La primera vez, ‎le presentan una petición pública ‎–‎orquestada en secreto por la inteligencia exterior francesa ‎‎(DGSE)‎–‎ cuyos firmantes piden que se reinstaure el «mandato» de Francia sobre Líbano. ‎La segunda vez, Macron celebra el centenario de la proclamación del «Gran Líbano» por ‎el general francés Henri Gouraud, líder de los partidarios del colonialismo francés [6].‎

El presidente libanés Michel Aoun solicita al presidente Macron que entregue las fotos satelitales ‎de las explosiones que arrasaron el puerto de Beirut… solicitud que quedará sin respuesta de ‎la parte francesa. El desastre coincidió con el vuelo de 2 cazabombarderos no identificados ‎sobre la capital libanesa. La segunda explosión provocó un hongo similar al que puede verse en una ‎explosión atómica. Tres embajadas en Beirut recuperaron de inmediato filtros de aire de varios ‎vehículos que se hallaban en el lugar de los hechos y los enviaron a sus países respectivos para ‎analizarlos. Esas sedes diplomáticas, y el ejército libanés, estiman actualmente que lo que ‎destruyó el puerto de Beirut fue un misil atómico táctico. Sin embargo, la investigación judicial ‎se empeña en seguir pistas falsas… exactamente como sucedió con el asesinato del ex primer ‎ministro libanés Rafic Hariri. ‎

En definitiva, las pretensiones francesas de recolonizar Líbano –a falta de haber logrado hacerlo ‎en Siria– se estrellan desde el primer momento contra el plan estadounidense de división ‎del Líbano [7] y de Israel [8], y después ‎contra el acuerdo de junio de 2021 entre los presidentes Biden y Putin [9]. ‎

Balance provisional

Es un error hablar de una “política francesa” ante las llamadas «primaveras árabes». En primer lugar porque París no ‎entendió quién estaba orquestando los acontecimientos ni por qué lo hacía, y porque ‎los sucesivos ‎gobiernos franceses nunca trataron de defender los intereses de su país. ‎No podemos más que señalar el comportamiento errático de Francia, siempre en busca de las ‎oportunidades ‎que se abrían a sus dirigentes para obtener dinero fácil. ‎

Sobre este último punto, al igual que en muchos otros aspectos, ya no tiene sentido empeñarse ‎en ‎buscar diferencias entre la derecha y la izquierda francesas. Nicolas Sarkozy, Alain Juppé, ‎Francois Hollande y ‎Laurent Fabius aplicaron el mismo sistema de “privatización” de la política del ‎país, o sea de ‎utilización de la política nacional con fines personales, aunque Sarkozy se mostró ‎más flexible y ‎al menos puso fin a los ataques contra Siria cuando entendió que vencer era ‎imposible. Existen, sin ‎embargo, en el seno de casi todas las formaciones políticas francesas, ‎diferencias entre ‎colonialistas y antiimperialistas y se destacan algunas personalidades que han tratado de salvar el honor de ‎Francia.‎

Junto a los diplomáticos del Reino Unido, Francois Georges-Picot (1870-1951) ‎trazó el mapa del Medio Oriente actual. Este personaje clave entre los partidarios del ‎colonialismo francés tiene cierto parentesco con ‎Valery Giscard d’Estaing, quien fue presidente de Francia ‎desde 1974 hasta 1981.

El ex presidente francés Valery Giscard d’Estaing expresó claramente –en entrevista concedida a ‎la ‎publicación Le Parisien (edición del 27 de septiembre de 2015 [10])– ‎lo que subyace tras esta ‎carencia de la política francesa. En respaldo a su sucesor de izquierda ‎Francois Hollande, este ex ‎presidente de derecha declara que se interroga «sobre la posibilidad ‎de crear un mandato de la ‎ONU sobre Siria, con una duración de 5 años». Esto es una fórmula ‎elegante para traer a colación ‎el mandato que Francia ejerció sobre Siria, con el aval de ‎la Sociedad de las Naciones, desde 1920 ‎hasta 1946. El «mandato» era una expresión ‎políticamente correcta para designar la colonización ‎de Siria, planificada durante la Primera ‎Guerra Mundial por sir Mark Sykes, Francois Georges-Picot ‎y Sergei Sazonov, quienes ‎representaban respectivamente al Reino Unido, Francia y la Rusia ‎zarista, en los célebres ‎‎«acuerdos Sykes-Picot». La declaración de Valery Giscard d’Estaing está muy lejos de ser ‎casual ‎ya que este ex presidente francés tiene un parentesco lejano con Francois Georges-Picot. ‎

Si llegara a organizarse un tribunal de Núremberg para ellos, los miembros de la ‎administración ‎Sarkozy tendrían que responder por haber «privatizado» la política nacional ‎de Francia, utilizándola en beneficio de intereses personales, y por las 160 000 vidas (cifra de la ‎Cruz Roja ‎Internacional) que costó al pueblo libio la operación contra su país. Por supuesto, ‎esos dirigentes franceses compartirían esa ‎responsabilidad con personajes de otros países, ‎fundamentalmente de Estados Unidos, del Reino ‎Unido, de Qatar y Turquía. Pero, en cuanto a ‎sus crímenes en Siria, los miembros de la administración ‎Sarkozy obtendrían un sobreseimiento ‎por haberse retirado de la guerra en febrero de 2012 y por ‎haber pactado la paz con la República ‎Árabe Siria. Sin embargo, la administración del presidente Hollande y sus cómplices ‎tendrían que ‎responder por los 300 000 muertos sirios (cifra del secretario general de la ONU) y ‎por los entre ‎‎200 000 y 300 000 yihadistas muertos en el conflicto (estimado del Ejército Árabe ‎Sirio y el ‎ejército de Irak).‎

Francia y sus aliados tendrían que ser considerados responsables de los acontecimientos que ‎provocaron. En cuanto a determinar si el pueblo francés estaba o no consciente de los crímenes ‎que se cometían en su nombre… en una democracia cada ciudadano que guarda silencio ‎se considera responsable de las acciones de los dirigentes en cuya elección participó. ‎

Los franceses y sus aliados tendrían además ‎que pagar por la destrucción de dos terceras partes de ‎Siria –el Banco Mundial evalúa los daños ‎como mínimo en 300 000 millones de dólares–, ‎incluyendo los graves daños causados a casi toda la ‎infraestructura de las industrias del petróleo y ‎el gas y a gran parte de los monumentos antiguos.‎

‎ (Continuará) ‎

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[1«¿Qué asustó tanto al USS Donald Cook en el Mar Negro?», Red Voltaire, 13 de septiembre ‎de 2014; «Rusia interfiere los sistemas de mando del portaviones USS Ronald Reagan y de la VII Flota», ‎‎Red Voltaire, 2 de noviembre de 2015.

[2Top NATO general: Russians starting to build air defense bubble over Syria”, Thomas Gibbons-Neff, The Washington Post, ‎‎29 de septiembre de 2015.

[3«Rusia solicita a Líbano y Chipre limitación parcial de sus espacios aéreos», Réseau Voltaire, 21 de noviembre ‎de 2015.

[4«¿Con quién está en deuda Emmanuel ‎Macron?‎», por ‎Thierry Meyssan, Red Voltaire, 11 de diciembre de 2018.

[5«¿Quién está destruyendo el Líbano y ‎por qué?‎», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 22 de diciembre ‎de 2020.

[6«La pésima pieza de teatro del presidente ‎Macron en Líbano», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, ‎‎29 de septiembre de 2020.

[7«¿Hacia una división del Líbano?‎», Red Voltaire, 9 de octubre ‎de 2020.

[8«¿Será que está empezando la ‎‎“guerra civil” en Israel?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 18 de mayo de 2021.

[10«Il faut envoyer l’ONU pour ‎pacifier la Syrie», entretien ‎avec Henri Vernet et Jannick Alimi [en español, “Hay que enviar la ONU a pacificar Siria”, ‎entrevista realizada por Henri Vernet y Jannick Alimi], Le Parisien, 27 de septiembre de 2015