El 14 de marzo de 2016, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó, por unanimidad menos uno, una resolución (H.Con.Res.75), presentada por el republicano Jeff Fortenberry y 212 de sus colegas, que califica los crímenes del Emirato Islámico contra las minorías como «genocidio». La Cámara de Representantes sigue así la posición del Parlamento Europeo [1].

Esta resolución de la Cámara de Representantes de Estados Unidos es resultado de un informe de los Caballeros de Colón, la organización caritativa católica más importante de Estados Unidos [2].

La resolución contiene una referencia a la posición del papa Francisco, con la que los parlamentarios estadounidenses esperan lograr que el secretario de Estado John Kerry y la administración Obama adopten el punto de vista de la Cámara.

El texto llama el gobierno regional kurdo de Irak, así como los gobiernos de Jordania y Líbano, a prestar ayuda a las personas que huyen de la persecución del Emirato Islámico, pero sin mencionar el papel de Turquía. El gobierno central iraquí y Siria tampoco aparecen mencionados en la resolución.

El texto de la resolución fue redactado inicialmente en respaldo a los cristianos del Oriente y se extendió después a los yazidís (religión kurda mitrea), a los mandeos (discípulos de San Juan Bautista), a los yarsanitas («Kaka’e») y a los grupos étnicos turcomanos y kurdos. Pero excluye a los chiitas –principales víctimas del Emirato Islámico– así como a los drusos y los alauitas (a menudo considerados como chiitas).

La administración Obama se resiste a utilizar el término «genocidio» debido a sus implicaciones jurídicas. Su uso implicaría que toda persona vinculada a ese crimen puede ser acusada y procesada en cualquier lugar del mundo y el problema es que el Emirato Islámico, inicialmente designado como «Emirato Islámico en Irak», fue creado (al mismo tiempo que varias organizaciones chiitas) bajo la supervisión de los estadounidenses John Negroponte y David Petraeus, para alejar a los iraquíes de la resistencia contra la ocupación estadounidense y desviar su cólera hacia un conflicto de tipo sectario entre sunnitas y chiitas (la llamada preparación del «Surge»). Dado el gran número de altos funcionarios estadounidenses que participaron en esa estrategia, durante el periodo 2006-2008 e incluso más allá, la calificación de «genocidio» podría acabar volviéndose en contra de Washington.

Los presidentes de Estados Unidos no reconocen el genocidio perpetrado contra los cristianos por el sultán Abdulhamid II y, posteriormente, por el movimiento de los Jóvenes Turcos (genocidio contra los armenios y contra los griegos pónticos). Washington trata así de evitar problemas a Turquía… país que actualmente apoya al Emirato Islámico.

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