El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró el 7 de noviembre, en conferencia de prensa realizada junto al presidente húngaro Viktor Orban, que Turquía seguirá acogiendo a los migrantes pero agregó que, debido a la interrupción de la ayuda financiera de la Unión Europea, Turquía «abrirá las puertas».
La Unión Europea se había comprometido a entregar a Turquía 2 000 millones de euros anuales para ayudarla a enfrentar el flujo de migrantes y para que les cerrara la frontera turco-europea. En 2017, la Unión Europea comenzó a pagar a Turquía esa ayuda, cuyo verdadero objetivo era financiar la guerra contra Siria. Aquellos 2 000 millones de euros no aparecen en el presupuesto de la Unión Europea y nadie sabe de dónde venían. Al terminar la guerra contra Siria, la Unión Europea puso fin a la “ayuda”.
Al día siguiente de la declaración del presidente turco, su ministro del Interior, Suleiman Soylu (ver foto), anunció que los yihadistas europeos presos en Turquía, serán expulsados de ese país y que esa decisión se hará efectiva a partir del lunes 11 de noviembre.
A la luz del derecho internacional, Turquía está en todo su derecho de expulsar los presos extranjeros hacia sus países de origen, ya sea por vía marítima o por vía aérea, y los países de origen de los prisioneros yihadistas están obligados a aceptar la entrada de los que lleguen a poner pie en su territorio. Lo único que podrían hacer los países europeos sería verificar los pasaportes a bordo de los aviones o de los barcos e impedir el desembarco de los expulsados. Las compañías de transporte son responsables de sus pasajeros y tendrían que devolverlos entonces a su punto de origen… si las autoridades del punto de origen lo aceptan.
El número de yihadistas europeos encarcelados en Turquía está estimado en 1 200 y al menos 80 000 más –miembros del Emirato Islámico (Daesh) pero principalmente de al-Qaeda– siguen atrincherados en la gobernación siria de Idlib, bajo la protección del ejército turco y alimentados por “ONGs” de Francia y Alemania. Si la Unión Europea se somete a la decisión de Turquía, otros actores de la agresión externa contra Siria podrían tratar de aprovecharse de ello, como ya lo hacen los mercenarios kurdos del PKK/YPG.
Turquía y las potencias de la Unión Europea apoyaron juntos la guerra contra Siria, armando y financiando secretamente los grupos yihadistas. Pero, al ser derrotados en la guerra, esos países tratan ahora de culparse entre sí y cada uno atribuye a los otros la responsabilidad en la realización de operaciones que no pueden confesar. Prueba de ello es la reciente condena emitida por la Unión Europea contra la operación militar que Turquía inició en el noreste de Siria para desalojar a los grupos armados del PKK/YPG de las proximidades de la frontera turco-siria.
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